Los espíritus de la isla

«Cuando la amistad desaparece, entonces hay un espacio que queda abierto a esa terrible soledad del mundo exterior que es como el frío espacio entre los planetas. Se trata de un aire en el que los hombres perecerán». Hilaire Belloc

Pádraic visita a Colm en su casa para quedar con él en el bar local, sin recibir respuesta de su amigo, se marcha, dando por sentado que se encontraran más tarde. Colm llega al bar evitando toda comunicación con Pádraic quien le ofrece una disculpa si es que le ha ofendido en algo, pero Colm le soltará a bocajarro: -“Ya dejaste de caerme bien”. Las palabras toman por sorpresa a Pádraic quien solo atina a decir que si le cae bien aún, pero Colm replica con un seco -“Ya no”. Aquellas dolorosas palabras ponen punto final –de manera unilateral- a la amistad de años entre aquellos hombres, una amistad por demás conocida en la pequeña isla irlandesa, desencadenando así una serie de eventos dolorosos llegando a un punto donde no hay retorno.

Colm, un hombre mayor de gesto adusto que gusta de tocar el violín y componer música, ha decidido buscar trascender después de la muerte a través de sus composiciones que, a su juicio no puede llevar a cabo si continúa escuchando las charlas ordinarias y aburridas de su amigo. Por otro lado, Pádraic es un hombre de lento entendimiento, pero bueno y sencillo que gusta de sus animales, especialmente de su mula enana “Jenny” (a la que ha puesto un moño rojo), así como de sus charlas con el que hasta entonces, era su amigo. Vive con su hermana Siobhán una mujer que gusta de los libros, juiciosa y educada, cuida de su hermano y desea salir de la isla para perseguir su sueño de ser maestra. Dominic, es un chico inocente que busca afecto sin encontrarlo, hijo del violento policía de la isla que se hace amigo de Pádraic, siendo así, testigo del conflicto entre los dos hombres.

En un momento dado, Siobhán le pregunta a su hermano si se ha sentido solo alguna vez, algo que a Pádraic le parece absurdo, pues le resulta obvio que nadie está solo nunca. Pero aquella pregunta que no entiende, la experimentará en carne propia cada día con el rechazo de Colm quien despreciará todo contacto con él, advirtiéndole que si sigue hablándole, se cortara los dedos de su mano izquierda, algo que cumple ante la mirada atónita de todos. Pádraic pasará de la etapa de sentirse triste por el rechazo de su amigo habiendo hecho mil intentos por recuperar su amistad, a sentir ira contra Colm cuando su mula muere por su causa. Ese es el principio del fin. La suya es la lucha no solo por la preservación o destrucción de una amistad, sino la lucha entre la generosidad natural de Pádraic y la ambición de trascendencia de Colm, una lucha en la que ambos perderán.

Nominada a nueve premios de la Academia entre las que se encuentra las principales categorías como mejor película, mejor dirección, mejor actor, mejor actor de reparto y mejor actriz, “Los espíritus de la isla” está ambientada en 1923 durante la guerra civil irlandesa. Es una obra escrita y producida por Martin McDonagh, protagonizada por los actores irlandeses Collin Farrell (Pádraic), Brendan Gleeson (Colm), Kerry Condom (Siobhán) y Barry Keoghan (Dominic). Con una trama sencilla pero profunda, trata el drama de las relaciones humanas, siendo la amistad la más básica de ellas. El espectador atestiguará –no sin cierto pesar y tristeza- el paulatino cambio de actitud en Pádraic, de ser generoso y tierno a iracundo y vengativo. Actuación magistral de Collin Farrell que sorprende de manera muy grata.

Dicho lo anterior, la historia recuerda las palabras de San Pío de Pietrelcina: “En la vida no hay peor pecado que provocarle lágrimas a la persona que nos ha regalado su sincera amistad” y tenía razón. Una de las cosas más dolorosas que el ser humano puede experimentar es el rechazo en una amistad, particularmente si el motivo parece egoísta. Podemos herir a otros con nuestras decisiones a tal grado que los afectemos profundamente, no sin antes haberles causado lágrimas y tristeza en el proceso. Pero hay algo que reconocer al personaje de Colm: ha tenido las agallas de terminar la amistad de manera frontal ¿Cuántos se quejan actualmente del llamado “ghosting”? termino inglés usado para referirse a alguien que se esfuma de sus vidas sin explicación alguna. Sin duda muchos apreciarían tener como mínimo, la ruda y lacónica explicación de Colm a Pádraic.

La fractura en una amistad tiene aún una posibilidad de restaurarse hasta que la persona rechazada desiste de su lucha por recuperarla, es entonces que se llega al punto donde no hay retorno, algo que el personaje de Pádraic nos muestra magistralmente cuando le responde a Colm que le importa un bledo su disculpa por la muerte de su mula. La ira por una herida infligida (aún sin intención) puede afectar a otros para mal y bastan unas palabras para abrir una brecha insalvable y destruir una amistad. No se trata únicamente de las decisiones que tomamos, del dolor que recibimos o infligimos, sino de cómo reaccionamos ante ello, decidiendo el futuro e impactando el aspecto material, físico y espiritual. Quizá la mayor lección que Pádraic y todos recibimos es que debemos dejar de contener lo que hay que dejar ir, antes de convertir todo en cenizas.

Una de las películas más maravillosas y profundas que se hayan producido en los últimos años, con excelentes interpretaciones y una preciosa fotografía, firme contendiente al premio Oscar por mejor película, infaltable en su videoteca.

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