Empezamos un nuevo año que, de entrada, deseo esté lleno de salud para todos. Habrá temas que sin duda marcarán la pauta de este nuevo ciclo.
Primero. – Política Monetaria. La FED, Banco de México, el Banco Central Europeo y, en general, los bancos centrales del mundo jugarán un rol protagónico. Deberán actuar de forma quirúrgica para mediar entre el control a la inflación y la promoción del crecimiento económico. He señalado varias veces que tener tasas altas termina por matar la economía. Por ello, la disminución de tasas deberá ser gradual y no demorar demasiado. Es muy probable que en el primer trimestre empecemos a ver baja de tasas alrededor de todo el mundo.
Segundo. – Desempeño del dólar y del peso. Con la disminución de tasas y el enfriamiento económico, podemos ver una depreciación moderada del peso. Si el enfriamiento es mayor y el diferencial de tasas entre México y Estados Unidos se hace más pequeño, esta depreciación podría ser mayor.
Tercero. – Comportamiento de los mercados financieros. En los mercados de deuda, las inversiones a mayor plazo deberían ser las ganadoras. Si las tasas bajan, habrá que amarrarse a un mayor plazo con tasas arriba, pues hace sentido. Solamente en caso de que regresara con fuerza la inflación esto podría salir mal.
En cuanto a la renta variable, los mercados deberían seguir subiendo, pero de manera más moderada. Repetir el crecimiento registrado en 2023 es muy poco probable. Al bajar las tasas de interés hay apetito por acciones y, si las economías no enfrían demasiado el desempeño, podría ser más que aceptable con una selección correcta de nombres y sectores. El segundo semestre dependerá mucho de cuánto haya caído el crecimiento económico.
Cuarto. – Elecciones en Estados Unidos y México. Con independencia de los resultados o combinaciones posibles éstos, no deberían influir en los mercados y la economía. Una victoria de Trump podría apreciar un poco más al dólar que el triunfo del candidato demócrata.
Quinto. – Conflictos geopolíticos. No deberían de incidir más que en los precios de las materias primas. Dependiendo lo que se agraven o mejoren, podrían contribuir a mejorar el ánimo de los inversionistas. Una solución en ambos casos sería muy positiva. Una complicación podría tener consecuencias negativas importantes.
En conclusión, permanecer invertidos en las acciones correctas y comprar plazos medianos y largos parecen la estrategia correcta para el primer semestre de 2024 y, en la segunda mitad, evaluar un rebalanceo que podría ser más defensivo.
@juansmusi
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