«Madam Bonbon» y su dulce idea

Somaly Mam y Marian Rojas

Hace unas semanas tuve la maravillosa oportunidad de asistir a la conferencia de una brillante mujer. Una española, joven y muy entusiasta, una persona activa pero sobre todo que vive para servir, para hacer la diferencia.

Marian Rojas-Estapé Licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra me invitó a que la escuchara hablar sobre la trata de personas en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Me lo propuso y enseguida acepté, es imposible negarse a una mujer como ella, puesto que irradia felicidad y es una bala. La conocí hace varios meses en la conferencia que junto con su padre el Psiquiatra Enrique Rojas, nos impartieron a muchas familias, y hubo algo muy especial en Marian que me impactó, me emocionó haber escuchado a una persona tan joven hablar de la voluntad como un arma esencial para la autodeterminación del ser humano. Siendo que nada es casualidad, recientemente me enteré que volvía a México con el Foro Rojas y fue cuando ahora sí nos tomamos unos jugos de guayaba. Y dicen por ahí que “sin locura no hay grandeza”, dos mujeres juntas con cientos de proyectos para mejorar al mundo con escasos treinta minutos de encuentro, se podrán imaginar la intensa conversación que sostuvimos en el poniente del DF.

Era viernes, y llovía, llegué a la CNDH y me tocó un lugar privilegiado, no sabía lo que escucharía a ciencia cierta, estaba consciente que era un tema fuerte, “la trata de personas” pero no tenía idea del enfoque que mi nueva amiga le daría. Llegó un poco retrasada por el ya familiar tránsito que detiene a los chilangos y extranjeros, se subió al estrado y aunque fallaba la tecnología, ella entera toreaba las bajas de corriente eléctrica, la computadora que no hacía caso al mando de control, el micrófono se cortaba, pero abarrotado el salón la gente paciente aguardaba y escuchaba con atención.

Somaly Mam una mujer caboyana, que personalmente nunca había escuchado, fue parte esencial de la ponencia de la Dra. Rojas Estapé, ya que nos compartía que ella la apoya activamente en su Fundación trabajando en la prevención del Tráfico sexual en el Sudeste Asiático y realiza terapias con víctimas de violación y prostitución.

Nos relataba que cuando llegó por primera vez a Camboya, no podía acercarse a hablar con todas esas caritas tristes de cientos de niños en los basureros de las regiones más marginadas. Nos platicaba que eran hijos de aquellos jóvenes que fueron abusados y maltratados durante la dictadura y genocidio de Pol Pot en los 60´s. Hombres y mujeres que no tenían un sentido a su vida, que por ganar tan sólo 50 dólares venden a sus hijos e hijas para la prostitución, que cabe señalar, está prohibida en Camboya, pero que aun así todos los Karaokes y casinos son la pura finta a una esclavitud moderna que el mundo parece no ver. Que los mismos europeos consumen, que los estadounidenses abrazan cuando de negocios viajan a aquel país lejano. Inocentes que son rentados por fines de semana enteros para encerrarse con adultos pervertidos con supuesta educación y estatus social en hoteles, salándoles las heridas que desde que nacieron tienen abiertas.

Como Psiquiatra de un Hospital en Madrid y del Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas, en donde dedica su atención principalmente a personas con problemas de ansiedad, depresión, trastornos de personalidad y trastornos de conducta, Marian sabe perfectamente que un ser humano que en su vida ha recibido amor, no se puede ni mirar al espejo, no puede ver a los ojos a nadie y menos ser feliz, puesto que viven con tanto resentimiento que su cerebro libera Cortisol (sustancia que inhibe las endorfinas que ayudan a sentir felicidad). Para ello, al arribar al Continente Asiático tuvo la genialidad de comprar Sugus (Si los chiclosos de colores que ni siquiera mi corrector ortográfico reconoce pero que todos conocemos) y les regalaba a los niños éstos para acercarse a ellos. “Madam Bonbon” la bautizaron y logró así la doctora madrileña hacer contacto visual con aquellos seres indefensos tan lastimados.

Un regalo, tan simple como un dulce puede hacer la diferencia en cualquier persona que sufre y que carece de amor. Marian Rojas Estapé salvó a varias mujeres de la prostitución con Somaly Mam, heroísmo que a la fecha siguen realizando. Casos de felicidad, pero también de infortunios que le han dado más armas para poder ayudar a esas almas abandonadas. Nos relataba al finalizar su intervención que en una ocasión una de las mujercitas quedó embarazada y el padrote le dijo que tenía de dos: “abortar o seguir con el embarazo, pero que debía continuar atendiendo clientes.” Usuarios tan vacíos y torcidos que en lugar de usar condones se ponían bolsas de papas y de plástico, y las compartían entre sí, a lo cual la misma Marian optaba por entregarles a las chicas preservativos para que tuvieran, en ese infierno dantesco, aunque fuera un mínimo de dignidad. Entonces esta niña de 14 años dijo que quería ser madre, que no le importaba seguir siendo objeto sexual de cuanto desconocido la eligiera, puesto que nunca en todos sus años había sentido que estaba viva. Esta mujer ultrajada, objetivizada, con una inocencia asesinada, se sentía por primera vez que era importante ¡Tenía vida en su interior! Y era una razón para ser feliz, para olvidar el resentimiento y poder continuar por las catacumbas de ese oscuro pesar.

Unos relatos escalofriantes que escuché esa mañana lluviosa en mi ciudad capital, me recordaron y recrudecieron la realidad de la prostitución, de la trata de personas y de la indiferencia de la humanidad ante el tan mal llamado “oficio más antiguo de la historia”. Marian nos recuerda que no todo es dinero y éxito extrínseco, que los conocimientos y las bondades que cada uno podemos tener, es preciso emplearlos para ayudar a otros a ser felices, porque eso por añadidura nos dará felicidad trascendente.

Y para no quedarnos atrás y ver hacia delante

El monstruo está por cobrar vida, es un espécimen que más que un producto de mi imaginación es una realidad que me dije tenía que compartir con todos ustedes. El Monstruo de la Comodidad, es una bestia que nos acecha que se inmiscuye y que ha enamorado a la humanidad. La misma Marian Rojas Estapé le ha diagnosticado su perfil psicológico en el prólogo del libro que Editorial Panorama me va a publicar. Siganlo en twitter @MonstruoComodo y en Facebook https://www.facebook.com/ElMonstruoDeLaComodiad los va a fascinar.

Nos leemos la semana que entra para no quedarnos atrás y ver hacia delante

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