No recuerdo haber visto en toda mi vida laboral, un proceso como el que estamos viviendo con los Bonos del NAIM, el simple hecho de hacer una recompra por un proyecto que no se va a llevar a cabo y que además le implicará a quienes poseen esa deuda tomar una pérdida, aún me cuesta trabajo comprenderlo. Se ha iniciado un proceso de subasta del cual tenemos muy poca información, situación que abona al regreso de la incertidumbre y la volatilidad que este proyecto fallido ya nos había traído semanas antes.
Al momento de escribir este artículo el tipo de cambio cotiza en $20.53, las tasas en México y las Bolsas de nuevo se deterioran por un error de cálculo de la nueva administración que no contempló un proceso de demanda que los ha obligado a improvisar mecanismos, que como comentaba, para mí son inéditos; se continúan los “trabajos” en Texcoco sólo con el fin de evitar más problemas o demandas que puede ocasionar el detener la obra, o sea, estamos gastando en algo que no se va a concretar porque según las leyes de Nueva York –en donde fueron emitidos estos bonos– en el momento en el que detienes la obra, los tenedores de los bonos te pueden demandar por quebranto, en pocas palabras, este gasto y esta obra que “continúa” es una simulación para evitar procesos legales y más problemas.
Es muy incierto en qué termine esto porque de momento solamente están ofreciendo comprar al 90% del valor de los bonos (lo que implica de entrada una pérdida del 10%), más los intereses que devengaría a lo largo de la emisión; con otra salvedad, esto es únicamente por el 30% del total de la emisión, 1,800 millones de dólares sobre un total de 6,000 millones de dólares emitidos en dichos instrumentos.
Mientras no tengamos una pronunciación oficial de cuál ha sido el resultado de dicha subasta y cuál es la postura de los dueños de la deuda, seguiremos viendo un deterioro en las variables macroeconómicas de nuestro país, amén del pésimo precedente que sienta este evento. Por lo que respecta al resto de la emisión, 4,200 millones de dólares más lo colocado en la fibra E que también era para financiar la construcción de Texcoco, es incierto si la fuente de pagos será del fideicomiso –que ya existía– para la construcción del nuevo aeropuerto, si se hará con recursos del presupuesto o si se utilizará la tarifa única aeroportuaria (TUA) para garantizar el pago; todo esto permanece siendo una incógnita, y la incertidumbre en torno a ello nos cuesta a todos los mexicanos de todos los niveles y clases sociales.
Por otro lado hay tensión de nuevo en torno al Tratado de Libre Comercio, ahora conocido como TMEC, ya que el Presidente Trump vuelve a amenazar a su Congreso con el chantaje de que si no se apuran a aprobar este nuevo Tratado, entonces cancelaría el actual TLCAN; por supuesto está amenazando a la bancada de mayoría demócrata, y aunque esto le está aportando ruido e inestabilidad a los mercados financieros, yo creo que este asunto no debería de preocuparnos porque ya está firmado y sólo está pendiente la ratificación de los Congresos de los tres países para su implementación en el año 2020.
@juansmusi
Diciembre 5, 2018
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