Con la llegada de los migrantes hondureños a suelo mexicano se ha desatado una ola de opiniones sobre el tema, algunas muy encontradas, incluso entre católicos. En algunas ocasiones habrá quien trate de encontrar divisiones por ejemplo, entre ser provida y pro derechos humanos de la persona. Se ha criticado al católico provida por “no luchar” por otras causas.
Les parece incluso que la lucha provida es obcecada, elitista, por no seguir –leáse bien- las prioridades del mundo, craso error. Olvidan que el católico debe defender y estar a favor de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, significa que importan todas y cada una de las etapas de la vida del ser humano, pero todo comienza en el vientre materno, no a los 20 años de edad, no de repente cuando alguien se convierte en migrante, en mecánico o en universitario.
Varios católicos llegan a confundir el término prioridad con exclusión. Un católico ha de luchar de acuerdo al orden de prioridades que nos marca la doctrina de la Iglesia Católica: la vida en el vientre materno, el matrimonio, la familia, la justicia social, étc.
“El primer derecho de una persona humana es su vida. Ella tiene otros bienes y algunos de ellos son más preciosos; pero aquél es el fundamental, condición para todos los demás. Por esto debe ser protegido más que ningún otro” (“Declaración sobre el aborto” Congregación para la Doctrina de la Fe, 1974)
Aclarado lo anterior, hay que ver lo que dice el Catecismo de la Iglesia Católica sobre los migrantes:
“2241 Las naciones más prósperas tienen el deber de acoger, en cuanto sea posible, al extranjero que busca la seguridad y los medios de vida que no puede encontrar en su país de origen. Las autoridades deben velar para que se respete el derecho natural que coloca al huésped bajo la protección de quienes lo reciben.
Las autoridades civiles, atendiendo al bien común de aquellos que tienen a su cargo, pueden subordinar el ejercicio del derecho de inmigración a diversas condiciones jurídicas, especialmente en lo que concierne a los deberes de los emigrantes respecto al país de adopción. El inmigrante está obligado a respetar con gratitud el patrimonio material y espiritual del país que lo acoge, a obedecer sus leyes y contribuir a sus cargas.”
El primer párrafo ciertamente no puede estar deslindado del segundo, de tal suerte que gritar a los cuatro vientos que los migrantes deben ser ayudados sin importar el qué, ni el cómo llegan y transitan dentro de tu país, es por decir lo menos, bien intencionado pero ingenuo. Habrá que diferenciar entre un migrante legal y uno que no lo es. El gobierno de cada país está en el deber y derecho de defender sus fronteras, por tanto debe tomar las acciones de protección necesarias (dentro del respeto a la integridad de las personas) ante una marcha de miles de migrantes que llegan rompiendo vallas, agrediendo a policías y como era obvio sin los documentos correspondientes para ingresar al país.
A veces suele idealizarse al migrante, otorgándole características de inocencia y bondad fuera de su justa dimensión, convirtiéndose en un tema intocable, haciéndole compañía a los indigenistas, izquierdistas, ecologismo, lobby homosexual, feministas, pero –curiosamente- nunca vetado por los medios de comunicación como lo es el tema más fundamental: la vida en el vientre materno,… interesante ¿no le parece?. Olvidamos que los migrantes en general se componen no solo de personas que en efecto van en busca de mejores condiciones de trabajo, sino también de personas que se van para probar suerte o por un desamor aun habiendo tenido oportunidades en su país de origen y delincuentes huyendo de la justicia. Esto no es xenofobia o falta de caridad, es tratar de ver lo más claramente posible el mal que puede aquejar a nuestro prójimo el migrante, ayudarle cuanto sea posible si, pero haciendo valer también las leyes de un país soberano.
Lo anterior ha de hacerse sin sentimentalismos que regularmente son promovidos por los medios masivos de comunicación, actores, “intelectuales”, la izquierda (como siempre), la derecha y los intereses internacionales que tienen su mira en la migración masiva.
Seamos mansos pero no estultos…
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