Milagro en la celda 7

Mehmet Koyuncu es un hombre viudo que padece de sus facultades mentales. Un buen día se ve envuelto en una terrible confusión: le acusan de haber matado a la hija de un teniente coronel del ejército turco, le golpean brutalmente y le envían a la cárcel donde es nuevamente golpeado por los compañeros de celda. Un buen día le salva la vida al “jefe” de los prisioneros, éste queda en deuda y decide ayudar a Memo al introducir de contrabando a su pequeña hija para que lo visite. Felicidad. Muere la abuela. Tristeza. Los demás se enternecen al verlos; descubren que Memo es inocente y quieren ayudarle a toda costa. Yosuf les comunica que está dispuesto hacerse pasar por Memo para ir a la horca, así que comienzan a urdir un plan junto con el alcaide y autoridades de la prisión para llevarlo a cabo. Yosuf es ahorcado y Memo se reúne con su hija. Fin.

Esta versión turca de “Milagro en la celda 7” (que tanto ha levantado polvo en el mundo occidental) no soporto el final “triste” que los coreanos le dieron a su producción original del 2013, en la cual el personaje principal si muere y su hija al llegar a la edad adulta decide limpiar su nombre en un nuevo proceso judicial. Por lo regular, las producciones originales difícilmente son superadas por versiones posteriores, sin embargo, al ver ambas películas, la versión turca es mejor que la original.

La película coreana está muy lejos de ser buena, ni medianamente pasable. No es la primera vez que exageran en sus historias con situaciones inverosímiles, extremadamente “tiernas” y “divertidas” para tratar de atrapar al cinéfilo; valga decir que por las críticas recibidas, parece que lo lograron, penoso. Suelo disfrutar del cine asiático, hay excelentes producciones que usted no imaginaría, pero puede estar seguro de que dejarse llevar por una película sentimentaloide o por la basura que suele presentarnos la Cineteca Nacional como “cine de arte” es la peor referencia del cine asiático.

La película turca fue hecha con mayor esmero; la actuación de Aras Bulut  Iynemli (Memo) es de lo más presentable. Sin embargo, recurre a las mismas situaciones inverosímiles. No se duda que la historia sea de principio interesante y pueda tocar sensibilidades, pero dista mucho de ser aquella de la que pueda aprenderse algo a profundidad porque sus argumentos son básicos y predecibles, pero suficientes para enganchar a las masas occidentales poco exigentes.

Dado que es un poco más elaborada, tomándose la libertad de modificar la historia original, vayamos a la versión turca, centrándonos en esa pequeña diferencia. Se ha dicho que nadie ama más que aquel que da la vida por un amigo, pues bien Yosuf no da su vida por amor a Memo o a su hija sino porque considera que su pecado no tiene perdón a los ojos de su dios, arguye que ha visto a su hija en sueños, así que decide que morirá en lugar de Memo. El alcaide, el oficial de seguridad y los prisioneros urden un plan para que así sea. A primera vista parece un acto de bondad en el que se han unido todos, ¡maravilloso, salvarán a un inocente, salvarán a Memo!, pero ¿realmente es así? Han dado por sentado que si Yosuf quiere morir, pues bien, una “noble” causa lo justifica.

Los amigos buscarán siempre el bien en la cuestión material y espiritual del amigo. Yosuf no ama al prójimo, ni ha sido generoso y sus amigos tampoco. La injusticia contra Yosuf (consentida por él mismo) esta urdida por todos, para “corregir” la injusticia del malvado teniente coronel. Tenga presente esto: no es hermoso mandar al matadero a un amigo por más que éste lo deseé; cuando se da la vida se hace por amor al prójimo y por amor a Dios, Uno y Trino; patalee cuanto quiera, así es.

Si hemos de conmovernos con una película, ésta debe tener una historia creíble, esté o no basada en hechos reales, sea del género que sea; no debe tener un mensaje bonito o encantador, sino un mensaje bello, bueno y verdadero, un mensaje sólido que pueda enriquecernos; las actuaciones han de ser creíbles, étc. Los productores deberían ser respetuosos con el espectador, pero si el público es poco exigente, eso no ocurrirá jamás.

Algunos pueden decir que dada la situación de la cuarentena por la pandemia, están más sensibles que nunca y por ello se ha conmovido con alguna de las versiones, yo diría que desde mucho antes gustaban de un cine básico y sentimentaloide. Otros más dirán que lo que necesitamos justo ahora es este tipo de producciones que nos sensibilicen, yo le recomendaría hacer algo mejor: eleve sus estándares y vea películas con contenido sólido que ayude a su intelecto y discernimiento.

Por último ¿cuántos de los que se quejaban de las melosas e inverosímiles novelas hispanas han llorado ahora con “Milagro en la celda 7”? Ahí lo tiene, bien dice el dicho: “No hay quien escupa al cielo que no le caiga en la cara”…

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