Mujer, ¡no te olvides!

Por: Isabel Cristina Mayorga Benavides

Es estudiante de la Licenciatura en Ciencias de la Familia por el Instituto Superior de Estudios para la Familia, Juan Pablo II de la Universidad Anáhuac México Norte.

“Quien educa a un hombre educa a un individuo, pero quien educa a una mujer educa a un pueblo”. – Mahatma Gandhi

Con frecuencia me pregunto, ¿Qué es ser mujer para la sociedad hoy en día? Algunas personas, podrían describir a la mujer algo así como una de las protagonistas de “Sex and the City”: soltera; con fama, poder y dinero, independiente; a la moda, etc. En algunos países de Sudamérica seguramente la describirían de acuerdo a su atributos corporales y dirían que son coquetas o incluso usarían el término “exóticas”. Al contario de esto, en las zonas rurales de China se podría escuchar el dicho popular de que “es mejor criar cisnes que tener hijas” ya que la mujer es objeto de maltrato, abuso, discriminación y hasta de esclavitud por parte del hombre. Estas son solamente tres pobres respuestas a la pregunta inicial, sin embargo considero que la mujer es mucho más que estas breves descripciones.

Para mí, el problema más grande hoy en día, es que al mundo se le ha olvidado la responsabilidad tan grande que tiene la mujer dentro de la sociedad. Y no me refiero a los altos cargos que puede ocupar o a la cantidad de cosas que puede hacer bien, me refiero a su naturaleza de mujer, a su llamado de acompañante incondicional, de luchadora incansable, de formadora y a su vocación de humanizar al hombre.

En la actualidad, la teoría de género está impregnada en las organizaciones mundiales más importantes e influyentes y considero que constituye un gran peligro para la mujer, la familia y para todas las sociedades en sí. Esta actitud ideológica se apoya en el principio de igualdad y es una hipótesis que dice que la identidad sexual del ser humano depende del entorno socio-cultural y no del sexo . Por lo tanto, la teoría de género elimina las diferencias esenciales del hombre y la mujer y subestima la realidad biológica del ser humano. Personalmente, creo que como dijo Juan Pablo II en la IV conferencia mundial sobre la Mujer (1995): “Femineidad y masculinidad son entre sí complementarias no sólo desde el punto de vista físico y psíquico, sino ontológico. Y sólo gracias a la dualidad de lo «masculino» y de lo «femenino» lo «humano» se realiza plenamente.”

Es real que hasta hace algunos años, muchos hombres veían a las mujeres por debajo de ellos; muchos subestimaban a la mujer y la creían incapaz de muchas cosas. Esta idea ha ido cambiando y hoy en día muchos reconocen el valor de la mujer. Sin embargo, muchas mujeres que han trabajado incansablemente para que esto cambiara, lo han hecho incorrectamente. Pienso que la mujer no debe de aclamar sus derechos por medio de la masculinización para así “protegerse” ya que al hacer esto, pierde su sensibilidad característica y se vuelve mucho más “dura”. La sociedad necesita de la humanización de la mujer y si la mujer pierde su sensibilidad, lo único que terminará consiguiendo es una sociedad más dura e insensible. Entonces, la masculinización de la mujer conlleva un problema para la mujer y la sociedad y por lo tanto, se ve afectada también aquella que es considerada la base de la sociedad, es decir: la familia.

El que la mujer juegue un papel tan importante en el crecimiento, la orientación y la unión de la familia, no debería de ser visto como algo negativo o denigrante. Ser madre es un trabajo de tiempo completo y por lo tanto es un trabajo admirable. La familia es justamente la sustancia viva que conecta al adolescente con el mundo y transforma al niño en adulto . La sociedad necesita de hombres y mujeres íntegros, con valores bien cimentados y pienso que el camino para lograr esto es a través de familias sólidas.

Entonces, pienso que el ser mujer no debería de verse alterado por las condiciones y el contexto en el que ella vive. Al contrario, el ser mujer y madre debería de ser exaltado, con un orgullo genuino, en todas las sociedades ya que su papel es esencial para la construcción de una sociedad más educada y más sólida. Las mujeres no se deben de olvidar que, por fortuna, son las que dan vida y las que forman los cimientos de las futuras generaciones. La complementariedad del hombre y la mujer debe darse en todas las actividades humanas, tanto en la familia como en la vida profesional y social, ya que de esta forma se logrará un mundo con más riqueza y con más oportunidades para todos.

En conclusión, pienso que la mujer no debe de olvidarse de su papel fundamental en el mundo. Si la mujer quiere sobresalir, no podrá hacerlo mejor que por medio de la exaltación de sus dones naturales y las cualidades propias de su feminidad. La teoría de género, lleva a hacer de la mujer un ser que se olvida de sus cualidades innatas y esto representa un riesgo para todos. Tony Anatrella (2008) dice que “reconocer la diferencia implica aceptar la diferencia de sexos, de generaciones y de roles en el seno de la familia. Reconocer al otro no es aceptar todo lo suyo ni animarlo en sus conflictos psíquicos, es permitirle efectuar una paciente elaboración personal al final de la cual pueda experimentar una cierta libertad”.

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[1] Rosa, (2009). La Discriminación de las mujeres en China.

[2] Fernández, X. (2014) Apuntes de una clase de teología Moral. Instituto Juan Pablo II, México.

[3] Lauro Estrada, El Ciclo Vital de la Familia, p. 11.

[4] Diener, A.  (2012). “El cuidado y la crianza de los hijos…”. Extraído el 20 de octubre de 2014 desde: http://tuenlinea.mx/~wwwinformandoyfo/cuidado-y-crianza-de-los-hijos/

[5] Anatrella, T. (2008). La diferencia prohibida. Prefacio.

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