Al inicio de la vida de un ser humano, en la etapa de la infancia, lo que se aprende en la mayoría de las veces es por imitación, lo que nos deja a los padres de familia una responsabilidad muy grande.
Una gran responsabilidad puesto que cualquier acción que realicemos y nuestros pequeños observen, eso seguramente será imitado. Sea bueno o sea malo, pero lo repetirán casi inevitablemente.
Siendo así, es imprescindible hacer conscientes todos nuestros actos para que sean pensados antes de efectuarse, es decir, si somos impulsivos, intempestivos o ecuánimes y tranquilos, nuestros niños serán nuestro espejo.
Siendo maestra, en muchas ocasiones me puedo percatar cómo son los padres de mis alumnos por las conductas que adoptan en clase, me doy cuenta de rebeldía sin razón, apatía, tristeza y claro que también de integridad y entrega al estudio. Finalmente el reflejo de sus padres. De aquellos padres que son ausentes, indiferentes, que prefieren dar bienes materiales para mimar y no ser molestados o bien de los padres que sacrifican su tiempo a modo de entrega y no de sufrimiento, para estar lo más posible conviviendo con sus pupilos.
Lo anterior me motiva a dar soluciones prácticas para llevar a cabo conductas conscientes que sean dignas de imitar, por ello recomendaré en esa ocasión unos ejercicios muy buenos para que tanto nuestras niñas como nuestros niños sean personitas de bien.
Este ejercicio, consiste en que una vez por semana, ya sea el padre o la madre, salgan a cenar con su hija o con su hijo respectivamente. Lo anterior, sirve para varias cuestiones; primero sería que siendo que son de sexos opuestos, ayudará a que haya una afinidad interesante y podrán comunicarse e incentivar a que el/la pequeño (a) aprenda a expresarse, a tenerle confianza a su progenitor y algo muy importante, las niñas a saberse respetadas por un hombre, lo que en el futuro les orientará para saber si el varón que las corteja está siendo un caballero o no.
Por otro lado, la mamá que salga con el hijo logrará que el niño sepa tratar a una mujer con respeto, con cortesía, a parte de las otras bondades ya mencionadas, que lo harán un hombre honorable que sepa tratar a las mujeres.
Los niños al salir individualmente con el padre del sexo opuesto los ayudará a imitar lo que les enseñen a hacer durante esta dinámica que estoy segura será benéfica para el noviazgo llegado el momento y por ende en el matrimonio, lo que como resultado dará una sociedad más estable.
Seamos coherentes, pensemos antes de actuar y dejemos que nuestros descendientes imiten lo que los hará felices en la posteridad.
Nos leemos la semana que entra para no quedarnos atrás y ver hacia delante.
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