Ni muy alto, ni muy bajo

La paridad peso-dólar pasa por un momento que a todos nos llaman la atención. Pareciera que fue hace mucho que el dólar llegó a cotizarse en abril del 2020 a casi $25. En aquel momento, era preocupante que nuestra moneda estuviera devaluada en extremo y por razones fundamentales que veían una amenaza, sobre todo en las economías emergentes, producto de la pandemia. En ese momento el miedo y la incertidumbre era la principal causa de la depreciación. Ese nivel no era bueno y hacía daño a muchos sectores de la economía y beneficiaba, por ejemplo, a exportadores y a quienes recibían remesas a ese precio.

El costo de la deuda en dólares y las importaciones se encarecieron sustancialmente. Hoy, a $18.40, tampoco es bueno. Ahora es al revés, pues la “certidumbre” que ofrece México en un complicado contexto global ha llevado a nuestra moneda a una apreciación extrema. Ahora quienes importan mercancía y los que tienen pasivos en dólares se ven beneficiados, a pesar de las tasas; pero en contrapartida, el sector exportador y los receptores de remesas o flujos en esa moneda se ven perjudicados.

Una cuenta muy sencilla: si recibimos otra vez cerca de $60 mil millones de dólares con una diferencia de $1.50 pesos por dólar, son $90 mil millones de pesos menos al gasto en la economía nacional. Pensemos en estos escenarios: dólar a $18.50 y tasas al 11%; o dólar a $20.50 con tasas al 4%. El precio de esta fortaleza del peso es altísimo, pues toda la economía productiva que requiere de financiamiento debe pagar muy caro. De nuevo, son pocos los que se benefician de esta coyuntura, o sea, los inversionistas que pueden recibir altos rendimientos. Lo mejor es un equilibrio que podría estar en torno a los $20 o $20.50.

Esta semana será importante en materia de información. Después del inhábil del lunes, tendremos las publicaciones de las minutas de la FED en donde se deben confirmar los temores de los miembros en torno a futuras alzas y a que la batalla contra la inflación no ha terminado. Me parece muy sensata la expresión de que para que la inflación regrese al objetivo del 2%, se tienen que hacer fuertes ajustes en la economía; o sea, es inminente la recesión. La cuestión es qué tan severa será. En lo personal, creo que será moderada.

En las minutas de Banco de México también veremos un tono agresivo y de preocupación en torno a la inflación. Por cierto, este jueves volvemos a conocer el dato de la inflación en México para la primera quincena de febrero. El tono duro “hawkish” ha seguido siendo el común denominador. Tanto el Banco Central Europeo como el Banco de Inglaterra han confirmado que las alzas continúan y los incrementos de 0.50% no se descartan aún.

Todavía continúa la temporada de reportes y sigue la tendencia de que 70% de las empresas que lo han hecho han excedido las expectativas. Por supuesto que esto seguirá influyendo también en el ánimo de los inversionistas y la temporada concluye hasta la próxima semana.

Lamentablemente, el 24 de este mes se cumple un año de la invasión rusa a Ucrania. No se ve que el conflicto se pueda solucionar en el corto plazo y las posibilidades de que escale siguen latentes.

Reitero que el momento para entrar al mercado por el valor del tipo de cambio y de muchas acciones es muy atractivo. Por el contrario, si no se necesita el dinero, ni por tipo de cambio, ni por precio de las acciones, no se debe considerar salir.

@juansmusi​​​​​​

Deja una respuesta