Niños hoy, adultos mañana.

Por Sol Sigal

¿Has pensado la posibilidad de que tus hijos vivan menos años que tu? A lo mejor te ha pasado por la mente la idea espantosa de que tengan un accidente o una enfermedad incurable o cualquier otra tragedia, pero… ¿qué hay de la idea de que tus hijos morirán antes que tu porque tu perteneces a una generación más sana que a la que ellos pertenecen?

Si, así es. Los niños de hoy son los adultos enfermos del mañana. Sobrepeso, obesidad, mala alimentación, sedentarismo… a eso están expuestas las generaciones que vienen (y que están). Niños que tendrán (o ya tienen) desde pequeñitos, enfermedades perfectamente evitables o que deberían manifestarse mucho después. Niños y niñas diabéticos, hipertensos, con apnea del sueño, hiperlipidemias, osteoartritis, cáncer y afecciones cardiacas dignas de un adulto mayor de 50 años.

Es por eso que nosotros vamos a vivir más que ellos. Y es también por eso que debemos hacernos responsables. Esos niños de quienes hablo no son “esos” sino “estos” niños, nuestros hijos, sobrinos, nietos. Son los que repiten lo que ven, aunque intenten hacer lo que escuchan.

¿A qué me refiero? A que parte del problema de ellos es consecuencia de lo que nosotros hacemos. Resulta que los niños imitan lo que ven, es decir, de nada sirve que les digamos lo que deben hacer, si no lo hacemos nosotros antes o con ellos.

De nada sirve decirles que coman verduras si nosotros no las comemos, de nada vale hablarles de la importancia del ejercicio si mientras ellos nadan nosotros nos sentamos con un café a platicar con las demás mamás que están ahí. De nada sirve hablarles de un estilo de vida saludable si no somos capaces de vivir sano nosotros mismos.

Lo importante con los niños es que nos vean hacer las cosas, que los acompañemos, que les ayudemos a alcanzar sus metas. Con los niños lo único que verdaderamente sirve es el ejemplo.

El sobrepeso, la obesidad y todas sus consecuencias son graves, gravísimas, pero completamente evitables. De nada sirve prohibir la venta de comida poco nutritiva en las escuelas si en el seno se la familia se sigue pensando que lo mejor y lo mas rico son unas papitas y un refresco.

De qué sirve que se aumente el tiempo de actividad física en las escuelas si el niño en lugar de disfrutarlo, lo padece. Este mismo niño que odia la actividad física y la comida nutritiva será el que, cuando pueda elegir, sea sedentario y coma mal. Y será el adulto que enseñará a sus hijos con palabras y no con el ejemplo. Por eso el problema es tan complejo.

Porque no se trata solo de que estén flacos, sino sanos. Necesitamos niños que estén en su peso, claro, pero necesitamos más tener niños mentalmente sanos y que se sientan queridos. Esos serán niños felices y que formarán generaciones más saludables.

Fuente: www.solsigal.com

 

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