Recuerdo que hace algunos años venía en la carretera de Puebla a la Cd. De México, y todo un carril estaba ocupado por peregrinos que iban a la Basílica de Guadalupe. De caseta a caseta, caminando, corriendo, en bicicleta, unos 100 kms.
En todo el mundo a hay lugares de peregrinación que son muy visitados: Santiago de Compostela, San Juan de los Lagos, Lourdes, etc. Y no necesariamente del cristianismo. Basta pensar en la Meca o Jerusalén (para los judíos), el Chardham Yatra.
Ya 3,000 años antes de Cristo encontramos vestigios de peregrinaciones, basta pensar en la ciudad o santuario de Ebla.
Es sin lugar a dudas, una de las manifestaciones de la fe más hermosa que une la espiritualidad y el deporte o el ejercicios físico.
Eso nos hace ver como en el fondo del corazón del hombre hay una unión natural entre la espiritualidad y el deporte, el ejercicios físico. Uno invita a lo otro.
Una de las experiencia más comunes entre los peregrinos es que a medida que avanzan en la camino su experiencia espiritual se va haciendo más profunda. Al inicio se habla mucho, pero poco a poco se va necesitando más tiempo de oración.
Las peregrinaciones se han convertido en uno de los medios para eficaces y profundos para Evangelizar o para crecer en la fe, en la propia espiritualidad.
Y nos ayuda a descubrir que el deporte y la espiritualidad son un complemento natural que el hombre vive en lo más profundo de su corazón.
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