Invertir en pesos y dólares es una buena idea, los pesos dan rendimientos del orden del 7.5% neto, libre de riesgo (por ser renta fija y tener respaldo del gobierno federal el riesgo es muy bajo), y los dólares –dependiendo en qué se invierta– deben formar parte de una estrategia de inversión diversificada; la tasa en dólares es mucho menor, si hablamos que es libre de riesgo, en el mejor de los casos el rendimiento será del 1%.
La cuenta que hacemos nosotros para justificar esta recomendación es la siguiente: Si actualmente el dólar vale $19.05 y consigo en pesos, tasa anual del 7.5%, obtengo una protección o cobertura hasta $20.48 en un año, que no es más que el resultado de aplicar esa tasa de interés al valor actual del dólar ($19.05 x 7.5 % = $20.48).
En otras palabras esto significa que si yo pienso que el dólar va a valer $20.48 o más en un año, me debo dolarizar; por ejemplo, si en un año (lo que es posible) el dólar vale $19.70, habré dejado ir mucho rendimiento; en pesos a un año, es muy probable que se obtenga ese rendimiento porque no vemos las tasas bajando pronto.
Es muy posible que las tasas se mantengan altas debido a que la inflación está ligeramente arriba de su objetivo que es de 3.8% a 3.9% (actualmente está en 4.4%); el Banco de México no está, actualmente, cerca de bajar la tasa de referencia al tener la inflación alta, y porque si baja en este momento su tasa, la salida de capitales podría disparar el tipo de cambio, efecto que eventualmente es inflacionario.
El entorno nacional es complicado, estamos viviendo una época de bajo crecimiento económico aunque con estabilidad macroeconómica, es paradójico porque nos gustaría ver un mayor dinamismo de la economía, quizá a costa de algo de volatilidad; si no queremos que esta condición cambie dramáticamente, tenemos que cuidar dos cosas: Pemex y las finanzas públicas.
Lo que a mí me preocupa es que tarde o temprano, por salvar a Pemex y sin crecimiento, la que eventualmente va a pagar los platos rotos es la deuda soberana que podrá ver disminuida su calificación pero permaneciendo su grado de inversión, incluso un escalón por arriba. Aplaudo la austeridad y disciplina en el gasto del gobierno, a pesar del entorno poco amigable.
Una buena noticia es que este trimestre, no obstante el bajo crecimiento, se registró mayor inversión extranjera directa y un déficit menor, gracias a esto, logramos acumular más reservas en el Banco Central.
Parece que abril presenta una mejora en el consumo y en manufacturas, además de que la reciente medida de EEUU de quitarle el arancel al acero y aluminio tanto a México como a Canadá, podría ayudar a que la firma del TMEC sea en un ambiente más cordial; todo está en que la fracción demócrata muestre ahora voluntad para aprobarlo, mientras tanto, sigue vigente el TLCAN. También hay que decir lo bueno.
En el entorno global me preocupa mucho la guerra comercial que ha empezado Trump con China; la escalada de este conflicto puede traer fuertes consecuencias en el crecimiento de esos dos países o sobre la economía global, los chinos ya se enojaron y requiere de mucho tacto regresar su postura.
Por lo anterior nuestra recomendación es invertir 60%-70% en pesos a tasas atractivas en bonos gubernamentales en pesos, y la diferencia 40%-30% en dólares; esta parte en moneda extranjera, es una diversificación ante la posibilidad de que la presente administración vea un proceso de devaluación abrupto, que en el corto plazo –1 a 2 años–, no vemos sea tan probable.
@juansmusi
Mayo 29, 2019
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