Energía no vista desde hace 14 mil millones de años, nueve mil científicos de todo el mundo, laboratorios de 27 kilómetros de longitud que cruzan fronteras de países europeos y un presupuesto de 8 mil millones de dólares son suficientes razones para pensar que estamos ante algo grande y este es solo el principio de la «Higgsteria» que ha producido el descubrimiento del bosón de Higgs.
El bosón de Higgs es una partícula que está estrechamente relacionada a la energía del universo. Aparentemente fue lo primero que existió en el universo después del Big Bang. La tecnología que usamos todos los días esta asociada a la energía. En el siglo pasado la mayoría de los descubrimientos y avances tecnológicos estuvieron relacionados con la teoría de la mecánica cuántica de Planck: radio, televisión, circuitos, comunicaciones, fotocopias, fax, exploración espacial, teléfonos celulares, internet, sistemas de GPS en tierra y para la navegación aérea, cámaras digitales, vuelos de aerolíneas comerciales, mercados bursátiles, transferencias bancarias, sistemas de seguridad electrónicos, análisis estadísticos para la ciencia, microscopios electrónicos, digitalización de documentos e imágenes, catálogos digitales de museos, correos electrónicos, operaciones industriales, plantas nucleares y termoeléctricas… En fin, cerca del 60% del PIB del siglo pasado esta soportado por la mecánica cuántica. Teniendo esto en cuenta podríamos decir que algo similar, que ni siquiera imaginamos, está por venir después de identificar el bosón de Higgs, por eso tanta «Higgsteria» en las semanas pasadas.
Cuando Galileo exploró el espacio exterior con su telescopio ni se imaginaba que también estaba abriendo a otros la ventana a explorar el microcosmos con el microscopio y que toda una cadena de acontecimientos llevarían hasta el descubrimiento del átomo y el desarrollo de la mecánica cuántica. Esto no era el final del camino, vendrían los circuitos, los superconductores y el desarrollo económico, tecnológico y científico del siglo XX. Ahora llegó el bosón de Higgs, pero mirando hacia atrás sabemos que aunque probablemente sea el origen físico del universo, después del Big Bang, no es el final del camino para el desarrollo de la física y de la ciencia en general. Nunca lo había dicho antes, pero con gran certeza me atrevo a asegurar que este descubrimiento significará en unos años un premio Nobel de Física para el CERN (Organización Europea para la Investigación Nuclear).
Tan importante es su hallazgo, que entre muchas posibilidades, abre la oportunidad los físicos teóricos para descubrir dimensiones extras además de las cuatro que ya conocemos, y que en gran medida controlamos a excepción del tiempo. No sabemos que vendrá, pero sabemos que es grande y por ello la «Higgsteria» es totalmente justificada y bienvenida. Hoy es una buena oportunidad de disfrutar este gran momento que nos toca vivir. Otro motivo para celebrar esta «Higgsteria» es la colaboración internacional que ha generado esta enorme empresa: más de 9 mil científicos de todo el mundo – donde México también colabora- en uno de los esfuerzos de cooperación internacional más importantes de la historia y en torno a un fin pacífico, que esta relacionado a una energía que no siempre ha sido destinada para la paz entre las naciones. Todo esto es también para nosotros un motivo para celebrar, tomar como ejemplo y mirar con esperanza al futuro entre las naciones.
Llega el bosón de Higgs pero lo mejor de él no ha llegado, y no hay todavía alguien que pueda imaginar lo que está por venir.
El bosón de Higgs será para el siglo XXI lo que la mecánica cuántica fue para el siglo XX. Hoy ni siquiera tenemos la capacidad de vislumbrarlo.
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