No dejan de sorprender las virtudes y valores que nos enseñan los atletas. Detrás de sus triunfos –muchas veces espectaculares- hay un trabajo arduo, callado y perseverante a lo largo de muchos años de esfuerzo.
Por sólo recordar algunos casos de personalidades que han hecho historia en el mundo del deporte, podemos mencionar al jamaiquino Usain Bolt con su asombrosa facilidad para recorrer a toda velocidad muchos metros planos, dejando una amplia ventaja sobre sus competidores. Mismo caso de la holandesa Dafne Schippers, quien tuvo que vencer a la superioridad de las atletas norteamericanas a base de tenacidad y constancia.
Ya ha quedado como un referente en la natación, las glorias de Michael Phelps, quien rompió numerosos récords mundiales en varios juegos olímpicos.
La clavadista mexicana Paola Espinosa logró importantes preseas y reconocimientos, al igual que la rusa Yulia Koltunova. Los atletas chinos Qui Bo y Chen Aisen asombraron al mundo con sus clavados casi perfectos. Lo mismo se puede decir de Wu Minxia y Shi Tingmao en los clavados sincronizados, con calificaciones superiores al 9.0.
Ha surgido una gran gimnasta, Kately Ohashi, de Estados Unidos, que en los últimos años ha logrado calificaciones de 10.0, quien por su talento, gracia y simpatía nos recuerda a la inolvidable rumana Nadia Comaneci.
Dentro las entrevistas que a estos atletas les han hecho en diversos medios de comunicación, destacan ciertas características similares. Algunas de ellas son:
1. Una gran disciplina para realizar diariamente sus rutinas y ejercicios. Sin duda, ello exige llevar un cuidadoso y balanceado régimen alimenticio; evitar el consumo de alcohol y tabaco; sacrificar horas de diversión por dedicar más tiempo en vencer sus propios récords.
2. Un determinado anhelo de triunfar y vencer todo tipo de obstáculos a los que habitualmente se enfrentan.
3. Una enorme capacidad de sacrificio para practicar una y otra vez, y cada día, en aspectos concretos dónde deben de mejorar. Quizá detalles pequeños, pero comúnmente esos factores deciden el logro de importantes triunfos.
4. Una fortaleza y firme voluntad por ser inasequibles al desaliento. Es decir, el cometer errores o equivocaciones es parte habitual de su entrenamiento y la filosofía subyacente en sus competiciones.
5. No hay atleta que haya llegado a la cumbre sin tener un entrenador a quien debe obedecer y seguir fielmente sus consejos y sugerencias.
Pienso que estas virtudes y valores son aplicables a nuestra vida cotidiana en el trabajo, en los deberes familiares y sociales. Conseguir la calidad o excelencia en el desempeño laboral o en el estudio, por ejemplo, exige constancia, esfuerzo sostenido y el afán de ambicionar metas nobles y altas para obtener el prestigio profesional y servir mejor a los demás.
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