Roma: El Gran Imperio

Después de la decadencia de Grecia, Roma se apodera del mundo. Empezaron con los reinos helenísticos y su expansión abarca casi todos los países de Europa, el norte de África y parte de Asia.

En sus inicios el arte romano está fuertemente influenciado por Grecia, pero rápidamente  empiezan a desarrollar una forma de expresarse muy natural. No buscaban la perfección, no tenían el idealismo que caracterizó  a  los griegos  con su eterna búsqueda de belleza. Ellos imitaban con propiedad y sin artificios. No le daban tanta importancia a las características físicas de los seres representados.

Donde sobresalieron en forma extraordinaria, sin quitarle ningún mérito a sus admirables esculturas y pinturas, que heredaron de los griegos, y etruscos,  fue en la arquitectura civil, ahí llegan a niveles hasta entonces impensables.

La planeación de sus ciudades, carreteras,  baños públicos y acueductos,  sus imponentes anfiteatros. Entre los cuales sobresale sin duda alguna, el famosísimo Coliseo, monumento que ha impactado en todas las épocas. Pero seguramente ninguna de sus creaciones arquitectónicas dejará una impresión tan fuerte como los arcos de triunfo, que erigieron por todo el imperio. Una verdadera proeza de ingeniería.

El emperador Trajano llevo a Italia una costumbre oriental que era, proclamar sus guerras y victorias en un obelisco. Esto es una gran columna bellamente trabajada. Para este fin erigió la que hemos visto en Roma y lleva su nombre.

Pero de todos sus inventos, el más importante, fue sin duda el  arco. Algo excepcional en aquellos tiempos. Así conmemoraban episodios memorables, y embellecían  sus ciudades. Fue toda   una hazaña y llevó al emperador Adriano a edificar uno de los monumentos más bellos y asombrosos del mundo, el extraordinario Panteón en Roma.

Este templo dedicado a todos los dioses, es de las edificaciones romanas el más sorprendente. En el centro del recinto abovedado hay una abertura circular, desde donde se puede ver el cielo. En la primera época del cristianismo fue convertido en iglesia, gracias a lo cual no fue olvidado y llevado a la ruina, sino que fue admirablemente conservado y nos deja sin aliento, cuando hemos tenido la oportunidad de entrar  y admirar lo que el ser humano es capaz de realizar. No importa el momento, ni los recursos, lo único realmente indispensable es la creatividad y osadía de creer que se puede obtener lo que se persigue con tenacidad y conocimiento.

Los logros de este imperio fueron verdaderamente colosales.  Ellos estaban seguros de esto, y por esa razón creían en “Roma Aeterna”, sin embargo a través de la historia, como todas las culturas, tuvo su momento de grandeza, luego se fue apagando.

Hay numerosos libros, enciclopedias y tratados, sobre el Esplendor y Decadencia del Imperio Romano, que nos ayudarían a profundizar y conocer esta fascinante época.  Les invito a investigar  y hacer un recorrido por  este momento de la historia del arte y del mundo.

Las  grandes glorias son pasajeras. Todo llega a un clímax y luego por causas internas y externas empieza el declive, que lleva finalmente al ocaso de la misma.

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