México, D.F, Febrero de 2012.- Cifras actuales destacan que el problema de la infertilidad va en aumento en hombres y mujeres de México. Incluso, de acuerdo al INEGI se habla de 1.5 de millones de parejas, en nuestro país, con problemas para concebir.
En este sentido, el Instituto Especializado en Infertilidad y Medicina Reproductiva (INSEMER) señala que entre las causas de esta afectación pueden ser, en hombres, aquellas relacionadas con la disminución en la calidad y cantidad de los espermatozoides y en las mujeres se habla de problemas de ovulación, síndrome de ovarios poliquísticos, defectos anatómicos, miomas uterinos, etc.
Ante este panorama, es común creer que hombres y mujeres pudieran padecer trastornos que afectan profundamente su salud reproductiva, cuando la realidad puede ser otra.
Al respecto, la Dra. Karen Jiménez, especialista en reconocimiento de la Fertilidad y Planificación Familiar, hace énfasis en la importancia de valorar diferentes cuestiones antes de someterse a medidas agresivas para lograr un embarazo. Así, sugiere: acudir con un médico de total confianza, informarse de todas las implicaciones que conlleva un tratamiento para obtener un embarazo y, ante todo, buscar que el remedio adoptado atienda las causas por las cuales no se logra un embarazo para que sea resuelto en su totalidad.
Más allá, la Dra. Jiménez propone que antes de acudir a medidas que pudieran afectar la salud de las parejas, como lo son las Técnicas de Reproducción Humana Asistida (TRHA), es primordial agotar otras instancias, que pudieran ser mucho más sencillas y menos desgastantes, como le ocurrió a la siguiente pareja:
Emma y Alejandro deseaban tener un bebé pero tras varios intentos no lo conseguían. A ella le diagnosticaron síndrome de ovario poliquístico, con lo que nulificaban toda posibilidad de concepción natural. Después de nueve inseminaciones, que implicaba la estimulación ovárica a base de inyecciones y con ello, profundos cambios físicos y emocionales, la pareja acudió a otra opinión. En esta ocasión, el médico estudió a fondo su situación y determinó la realización de ciertos estudios. El resultado: una bacteria que afectaba la calidad de los espermatozoides y que con un antibiótico fue posible solucionar. Ahora Emma y Alejandro tienen a una linda niña de un año y esperan otro bebé.
Como se ve, la solución puede estar en sus manos, al contar con la información y los especialistas adecuados, antes de someterse a tratamientos en los que los riesgos podrían ser severos tanto para los padres como para los hijos.
Fuente:
Érika Ortiz/ eortiz@1tad.net
www.1tad.net
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.