Semana Santa: Color Misionero

Por: Jimena Serrano*
Estudiante de Bachillerato
 

Desde ya hace unos años, cada vez que pienso en Semana Santa instantáneamente pienso en Megamisiones. Este año fue mi sexto año en ir en semana santa de misiones y sinceramente es algo que no cambiaría.

Tres veces he ido a Familia Misionera. Aunque la gente al oír que vas a familia piensa que es lo más fácil y menos importante, es difícil tener todas las comodidades que quieres e igual levantarte temprano e irte a misionar. Las otras tres veces me he ido a Color Misionero (dos como niña y este año como responsable). Color Misionero consiste en ir grupos de niñas de segundo y tercero de secundario (y en algunos casos de primero) a un pueblo y entre ellas realizar todas las actividades.

Este año nos toco irnos a Pueblo Nuevo de los Ángeles, un pueblito cerca de Atlacomulco. El grupo estaba muy padre porque eran niñas de diferentes colegios católicos y todas lograron llevarse muy bien, que ayuda a que trabajen mejor con el pueblo.

Misionar se trata de ir de visiteo en las mañanas, es decir, ir de casa en casa hablando de la palabra de Dios, principalmente acerca de la Semana Santa y dependiendo el día, de algo en específico. Generalmente te reciben con los brazos abiertos y te ofrecen todo lo que tienen. Cada casa es diferente. Hay casas en las que realmente sientes que hiciste una diferencia porque no sabían nada y tú los escuchaste y hasta pudiste aconsejar. Sin embargo hay otras casas en las que funciona al revés. Te dan un gran ejemplo de vida impresionante y recibes más de lo que tú podrías dar. Al final todos te agradecen muchísimo que hayas pasado a visitarlos “hasta su casa” y que hayas platicado con ellos. Realmente para ellos es un gran honor recibirte en su casa.


Después regresamos al lugar donde nos toca dormir, que en esta ocasión era la casa parroquial que está a lado de la iglesia. Ahí comemos con las señoras que nos llevan la comida. La verdad es que muchas veces te dan de comer cosas a las que no estamos acostumbradas y llega a costar mucho trabajo, pero cuando piensas que estas señoras han dado todo lo que tienen y que de verdad lo hacen por nosotras, tienes que hacer un esfuerzo u ofrecerlo. Es un momento para compartir con ellos y comer todos juntos. Se turnan las comidas.

En la tarde tenemos diferentes actividades para los niños de todas las edades, jóvenes y señoras. Lo que a mí me gusta más es estar con los niñitos. Muchas veces son niños que están muy abandonados o que han tenido que crecer muy rápido y cuando juegas con ellos y les das de tu cariño te lo agradecen. Son los más felices; se bañan rápido, comen pronto, ayudan en su casa, para que cuando llegue la hora los dejen ir a las actividades y lleguen tempranito. Las señoras por su parte te dan una gran lección y ejemplo como cristianas porque se entregan completamente a Dios, en especial las que están más grandes, porque aunque les cuesta mucho caminar, van. Aprovechan todas las misas, rosarios, y actividades que tengamos, porque como no siempre las tienen a la mano, como nosotros lo tenemos, intentan ir a todas las que se pueden.

Por otra parte las misioneras tenemos otro tipo de actividades para nosotras también crecer y poder darnos a los demás. En las mañanas además de oración de la mañana, tenemos una meditación. A mí en lo personal esas meditaciones me motivaron mucho y creo que me ayudaron a entregarme más durante el día. También antes de irnos al visiteo hacíamos una actividad p
ara prepararnos para el 
día, como una representación de cómo debe de ser una buena misionera, que hacer ante diferentes situaciones que se presentan en las casas, o hacer un examen de consciencia dinámicamente, entre otros.

También entre comidas teníamos tiempo libre y en diferentes ocasiones usamos ese tiempo para lavarnos el pelo ya que no contábamos con regaderas. También, era ahí donde las misioneras de diferentes colegios lograron conocerse y volverse muy buenas amigas.

En las noches, después de las actividades con la gente del pueblo, misa y rosario, cenábamos y después había diferentes actividades. Hicimos Jeopardy con preguntas de todo tipo, papelitos de adivínalo con mímica, vimos la Pasión de Cristo, entre otras cosas. La verdad esos momentos son muy buenos para que la semana no se haga tan pesada y con las ocurrencias de las niñas me reí horas.

Es una semana en la que se supone que tú vas a entregarte a la gente del pueblo, a llevar la palabra de Dios y enseñarles muchísimo a la gente que necesita de tí. Pero al final de la semana te das cuenta que ellos te dan más a ti, te enseñan muchísimas cosas y te motivan a ser mejor persona. Con el tiempo te vas desprendiendo de las cosas que al principio te costaban (no tener regadera, la comida, la comodidad de tu cama, etc.). La experiencia de Cristo se va notando en la actitud y entrega de todas las niñas. ¡Definitivamente es una experiencia que debes de tener antes de morirte!

*El contenido de este artículo es exclusiva responsabilidad de quien lo escribe. Informando y Formando se deslinda de cualquier situación relacionada al mismo.

 

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