Ser provida y no serlo…

Hace unos días, en el marco de la legalización del aborto en Argentina, se dio a conocer la carta que un padre de familia, Marcelo Savazzini escribió a su hija que apoya dicha legalización. El contenido de la carta denotaba una profunda preocupación, externaba que si bien no fue engendrada en las condiciones más idóneas, él y su esposa continuaron con el embarazo, siendo el acierto más grande de su vida.

La carta se hizo viral en pocas horas. Según declaraciones del padre, la reacción de la chica fue de descontento total, sintiéndose exhibida, le retiro la palabra. Sin duda debe ser doloroso que las convicciones de los hijos no sean buenas, ni velen por el bien común, particularmente si los padres han procurado infundirles valores.

Sin embargo cabe hacer algunas observaciones: el padre compartió en la red social una imagen en la cual se apreciaba el siguiente texto: “Acá está la solución para el aborto. Tenés pastillas anticonceptivas, tenés la pastilla del día después, tenés inyección todos los meses, tenés el chip, el DIU, hoy en día tenés derecho a ligarte las trompas cuándo quieras. Pero ojo, prefieren que legalicen un homicidio a enseñar a ser responsables. Si es tu cuerpo, cuídalo y si no querés ser mamá, cuídate.”

Es por desgracia, el error de varios provida, pensar que los métodos anticonceptivos son la solución al aborto, cuando son exactamente lo contrario. Cuando habitúas a los jóvenes a esta idea de usar lo que sea para «evitar» llegar a la instancia del aborto, lo que sigue es que no solo lo apoyarán, ¡lo van a exigir!. Tal educación cimentada en el hedonismo, donde le quitas la responsabilidad a un joven en el acto sexual, no es difícil que piense que no tiene necesidad de hacerse responsable, ante un embarazo.

El círculo vicioso comienza precisamente con la tan aclamada educación sexual impartida entre los adolescentes, la cual se basa en la promoción de los métodos anticonceptivos para “evitar los embarazos no deseados”, “evitar las enfermedades de transmisión sexual” y “evitar cambiar pañales”, una educación en la que se omite decir que no son realmente seguros y efectivos en los porcentajes que dicen tener. Tarde o temprano muchos caen en este engaño, comienzan las relaciones sexuales, con el paso del tiempo adquieren alguna infección de transmisión sexual o se dan los inevitables embarazos. Tanto los primeros como los segundos acuden a las clínicas que proporcionan los tratamientos y que practican el aborto. Por ello, es tan férrea la insistencia de los gobiernos en la “educación sexual” entre los adolescentes: puedes conseguir clientes por al menos un lapso de 30 ó 40 años, consumidores de preservativos o píldoras, pacientes a tratarse una infección o solicitantes del “aborto, legal, seguro y gratuito”.

La real solución al aborto es la castidad, la fidelidad en el noviazgo y en el matrimonio. Una educación basada en los valores morales y en el respeto por la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural.

Marcelo Savazzini y muchos provida deberán corregir esta parte fundamental en su defensa de la vida en el vientre materno. La buena intención siempre es importante, sin embargo debe reforzarse de cierto conocimiento general sobre el tema.

Nadie es infalible. Solo nosotros sabremos cuantos tropiezos habremos o no dado, antes de ver con total claridad la verdad,… la abrumadora verdad sobre la vida en el vientre materno, que es atacada y manipulada sin contemplaciones por muchos frentes como la “educación sexual” hedonista, la fecundación in vitro, los vientres de alquiler y el aborto.

Procuremos la defensa sólida de la vida en el vientre materno tanto como nos sea posible, vayamos contracorriente, aún si nuestra propia familia, nuestra sangre se vuelve contra nosotros en la batalla…

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