¿Todo tiempo pasado fue mejor?

Si usted vivió su niñez en los años ochenta, tendrá vivos recuerdos de la música de aquella década.

Con seguridad recordará la memorable canción en la que participaron varias estrellas de la música como Steve Perry, Lionel Richie, Stevie Wonder, Bob Dylan, Cindy Lauper, Bruce Springsteen, Tina Turner, Diana Ross, James Ingram, Paul Simon, Billy Joel, Dionne Warwick, Ray Charles, Huey Lewis, Kim Carnes, Al Jarreau, Kenny Loggins, étc, encabezados por supuesto, por Michael Jackson.

Así es, me refiero a “We are the world”. (No se usted, pero mi parte favorita siempre fue la intervención de Steve Perry y Cindy Lauper). Ahora piense en la versión del año 2010, seguro que a lo lejos escuchara como se raya un disco de acetato. Y la versión hispana del mismo año, para el olvido. Uno se pregunta ¿es esto lo mejor que lograron hacer otros después de veinticinco años? Aún hoy, ni la mejor selección de estrellas podría con la aplanadora que participo en esta canción de los años ochenta, que tan solo es una muestra de lo que había en aquellos días.

¿Me decanto por la versión original solo porque sí? Observe aquella década… fueron los años de Thriller, Tug of war, “Glory of love”, “Take on me”, “How will I know”, “I want to know what love is”, “We didn’t start the fire”, “Never gonna give you up”, “Cherish the love”, “Hello”, “Eyes without a face”, “Drive”, “We didn’t start the fire”; “Little lies”, étc. Fue la década que vio nacer a una estrella como Whitney Houston. Y hoy,… hoy estimado lector, tenemos salud, gracias.

Fueron los años en que se pasaban peripecias para tener una canción, pues se esperaba pacientemente el programa de radio para grabar la canción favorita sin publicidad (¡y había que acertar!); no entrar en pánico porque se enredará la cinta del cassette, se arreglaba con un simple bolígrafo; o que de tanto grabar y borrar la cinta, se escucharan dos canciones al mismo tiempo; el poner cuidadosamente la aguja para evitar rayar un disco de acetato. Hoy todo se obtiene tan fácilmente que tenemos dispositivos que contienen centenares de canciones, pagamos por no ver publicidad en los vídeos o en la reproducción de música. Si bien es muy cómodo, lo cierto es que dudo mucho que el mejor dispositivo actual pueda igualar la satisfacción de aquellos años al contar solo con un simple cassette y disco de acetato.

Es probable que en su momento nuestros padres reprobarán parte de la música que escuchábamos; supongo que nadie imaginaría la ínfima calidad de muchas producciones actuales. Nadie imaginaria ver el vídeo de un hombre bailando como una mujer (logrando solo una parodia nauseabunda) o vídeos de grupos asiáticos compuestos por jóvenes más depilados y maquillados que una mujer. ¿Qué harían ante un varonil Rick Astley? Nada.

Es evidente que en toda época ha habido mala música, pero no en toda época el talento había sido tan escaso como en la actual; tal vez no es casualidad que vaya de la mano en los días en que todo es desechable, donde la música y vídeos están contaminados por la nefasta ideología de género que la gente se traga el mensaje sin más.

Así que, en música la pregunta obligada es: ¿Todo tiempo pasado fue mejor? Esa respuesta la tendrá usted. Yo solo puedo decirle (mientras escucho la insuperable canción “Lessons in love”) que afortunadamente el talento es algo que la tecnología, la mercadotecnia y el dinero todavía no pueden clonar…

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