Tres ingredientes para un gran propósito de año nuevo

Comenzamos la primer semana laboral del 2011, es el primer lunes, de la segunda década del tercer milenio. Una semana que todo el mundo, o por lo menos la mayoría, empieza con empeño, con ganas de mejorar, con el entusiasmo de cumplir los propósitos de año nuevo.

Sin embargo, según encuestas realizadas en diferentes medios, cuatro de cada cinco personas no los cumple. ¡Nadie cumple sus propósitos de año nuevo! ¡Qué pena y qué tristeza! Estos datos nos dejan pensar que en realidad las personas no nos preparamos desde adentro para ser mejores. Así de crudo y así de real. Por ello, aún estando a tiempo, me dispuse a redactar este artículo con el firme propósito de ayudar a que se cumplan nuestras resoluciones para este año que apenas comienza y evitar lamentarnos cuando demos cuenta de que el año se volvió a ir.

Será sencillo y conciso, me basaré en tres ingredientes básicos que debemos de realizar para poder llevar a cabo nuestros propósitos de año nuevo:

1) PREPARACIÓN No podemos proponernos algo sin prepararnos con anticipación, es decir, no podemos querer lograr algo de dientes para afuera. Tenemos que hacerlo con anticipación, con organización. Lo mejor es escribirlo en papel, tenerlo en un lugar visible y leerlo a diario, tenerlo como meta, como un anhelo que lograr. Si lo hacemos con tiempo, lo estaremos meditando y nos haremos a la idea de que aquel propósito lo queremos alcanzar, la razón por la cual lo queremos y lo que nos llevará al segundo ingrediente, saber si será factible.

2) REALIZABLE Una vez que nos preparamos, lo meditamos y pensamos lo que queremos lograr descubriremos si ese propósito que queremos lograr para el nuevo año será cumplible, si es real. Es importantísimo proponernos algo que sí se pueda llevar a cabo. No podemos inventarnos cosas que solamente quedarán en eso, inventos. Y para ello es muy deseable ser honestos con uno mismo y tener los pies en la tierra para lograrlo. Al momento de determinar si lo que queremos lograr será un propósito cumplible, tenemos que hacer un programa que nos ayude a alcanzarlo. Porque haberlo meditado y aceptado que es realizable no es suficiente, ahora tenemos que tener un proyecto, lo que nos lleva al tercer ingrediente.

3) PLAN DE ACCIÓN Tener visión es un don que todo ser humano tiene, algunos con mayor precisión que otros, pero todos tenemos la capacidad de proyectar a futuro, de poder imaginarnos cómo alcanzar metas, y lograr propósitos con la visión de mejorar.

Para facilitarnos este don, para poder lograr tener una visión más atinada, es preciso hacer un plan de acción. Así como en la preparación, es recomendable que escribamos lo que queremos proponernos, el plan se debe igualmente de redactar para poder tenerlo claro, comprenderlo y llevarlo a cabo. Si lo tenemos en un lugar que cada mañana frecuentemos, como el vestidor, el baño, nuestro desayunador, en la cocina, o en la oficina lo tendremos frente a nosotros y sabremos en qué etapa nos encontramos.

En este plan de acción hay que poner el tiempo que pensamos tardarnos, los pasos que hay que ir logrando y cuándo debe cada uno de estos pasos lograrse. Un plan tal cual, con temporización, y así sabremos si estamos logrando o no nuestro propósito de año nuevo. Estos tres pasos, en resumen son una buena herramienta para no caer en la estadística de los que no cumplen sus resoluciones del nuevo año, pero lo más difícil viene ahora, así es, no está en redactar, preparar y planear, sino que está en aceptar.

En aceptarnos a nosotros mismos. Porque no podemos proponernos algo como ser “mejor persona” “bajar de peso” “ser menos enojona” “ser más cariñoso” etcétera, si no nos conocemos y aceptamos. Pero mucho ojo, hay que aceptarnos con HUMILDAD. Ya que todos conocemos gente que dice: “Así soy, y así que me acepten” esto claramente es un acto de soberbia que rompe con toda humildad deseable.

En este sentido, aceptarnos ya es un acto heroico ya que es difícil, pero es importante que nuestros propósitos sean interiores, que no se queden en el plano exterior. No debemos pensar solamente en lo físico; dejar de fumar, de tomar refresco, de beber alcohol, tener una dieta que me ayude a bajar X kilos, etcétera. Propósitos que no están mal, pero se quedan en lo superficial, lo que queremos es interiorizarnos y subir de peldaños en nuestra perfectibilidad. ¿¡Qué qué?! Sí, somos personas humanas, ontológiamente valiosas y como tal imperfectas, que dentro de la libertad que tenemos debemos querer alcanzar la perfección.

No podemos permanecer en la comodidad, no debemos de ser reactivos sino proactivos, es decir, debemos de anticiparnos a los hechos y no esperar a que las cosas salgan mal para comenzar a actuar. Por ello, aceptarnos con humildad de primer instancia es muy bueno, luego proponernos cambiar de actitud ante lo que sabemos que no es correcto tener en nuestro interior y por último emplear los tres ingredientes para lograr llevar a cabo nuestro propósito de año nuevo que lo que debe de buscar es lograr un verdadero cambio en nuestro interior y de ahí por añadidura, nuestro exterior mejorará. Se los aseguro que así es como se logran los propósitos, ahora lo difícil es sentarse a meditar y a preparar, para lo que necesitamos el ingrediente por antonomasia, requerimos de un impulso espiritual.

No podemos solos lograr todo lo que anhelamos, si no tenemos a Dios en nuestra vida, si no le pedimos ayuda para alcanzar nuestras metas y ser mejores, créanme que sin El por más que nosotros queramos no podremos. Les deseo de todo corazón que sus propósitos se lleven a cabo este 2011 y que no olviden lo importante que es tener una vida espiritual. No podemos negar que por esencia somos cuerpo y espíritu, y así como al cuerpo lo nutrimos con comida, al espíritu lo debemos de alimentar con lo sobrenatural.

Espero estos consejos les sirvan y mientras yo pueda, mi propósito es seguir Informando y Formando para no quedarnos atrás y ver hacia delante.

 

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