Las empresas son una fuente de empleo muy importante en nuestro país y en todo el mundo. Es bien sabido que proveen sustento a millones de familias, sin embargo, las compañías no pueden abocarse simplemente a dar empleo sin considerar otros aspectos, como son las personas en sí. Es decir, los empleadores deben de tener muy en cuenta que a quienes les pagan es a personas humanas y no a máquinas.
Dan trabajo a estos seres humanos pero a su vez, de alguna u otra forma, también a sus familias. Las prestaciones, las vacaciones, los seguros médicos, hasta las capacitaciones que se les brinden, son en beneficio del empleado y también de su propia familia.
En beneficio o a veces en perjuicio. Puesto que si las prestaciones vienen condicionadas con exhaustivas e inhumanas horas de trabajo, entonces por más dinero que ganen, prestaciones y seguros que tengan y horas y horas de capacitación, si no se les permite convivir con sus familiares, es cuando la empresa más que favorecer al trabajador lo perjudica.
El empleado puede tener mucho en cuanto a lo material se refiere, pero si no se le da la posibilidad de ser persona, de convivir con su prole, que finalmente es la que le da un sentido trascendente a su vida, ese ser humano se deshumanizará. Y deshumanizado contagiará a su estirpe, lo cual muy probablemente hará que quienes crecen en esos hogares se deshumanicen de igual forma.
¿Qué debe de haber como ingrediente principal en una empresa para que no se deshumanice a los empleados? ¿Qué es necesario para que las familias que dependen de este trabajador no sufran de carencias materiales?
Bueno pues seguramente muchos de ustedes ya están mencionando algunas respuestas, no obstante pienso que la primordial de todas sería que el ingrediente principal es el dueño de la empresa. Su filosofía, su integridad y su forma de actuar como cabeza de su compañía es determinante en el resultado.
Principalmente sería en el liderazgo que representa, su visión social y humana de tomar decisiones. Y para ello sería interesante analizar algunos ejemplos en la historia para poder ver qué tan auténticos fueron. Seguramente a su mente vienen hombres y mujeres millonarios, que a veces en estos tiempos pareciera que el dinero significa éxito y no necesariamente.
Ya que como leerán en la siguiente reflexión que tomo de Ken Blanchard, autor de “El Secreto. Lo que los grandes líderes saben…y ¡hacen!” un verdadero líder en esencia debe de confiar en sus empleados, capacitarlos, considerarlos como individuales, únicos e irrepetibles, pero sobre todo darles la oportunidad de desempeñarse y ayudarlos a lograrlo. Como de alguna forma hizo Jesús; “contrató” a doce hombres sin experiencia y los desarrolló hasta convertirlos en líderes que pudieran continuar su obra cuando él ya no estuviera de cuerpo presente. Me cuesta trabajo pensar que en la actualidad algo así sucediera, ya que lamentablemente hay mucho compadrazgo, conectes como se dice coloquialmente, que motivan en muchos ámbitos a dar los buenos puestos a los amigos o “deudas”, sin importar las capacidades y menos aún sin considerar a la persona como tal, sino al “cuate” cayendo en injusticia total.
Por otro lado continuando con la reflexión de Blanchard, un líder ideal tendría que ser como Jesús cuando se encontraba con la gente, le hacían preguntas y siempre sus respuestas dejaban ver que su corazón estaba al servicio de los demás; ¿Cómo lidera? “Siguiendo” ¿Cómo puedo ser el primero? “Siendo el último”. La humildad que a tantos empresarios les falta, que en lugar de buscar la luz para ver, la buscan para ser vistos. Tanto que queriendo demostrar su poder someten e intimidan. Jesús es un gran ejemplo de liderazgo, que dijo había venido a servir, no a ser servido y se constata toda esta filosofía del liderazgo al servicio de los demás en la Última Cena en donde lavó los pies de los discípulos y les dijo “así como yo he hecho, ustedes deberán hacer por otros”.
El éxito de su liderazgo aún hoy 2000 años después, nos muestra el verdadero triunfo que no tiene que ver con el dinero, sino con el prójimo. Ya que Jesús constantemente hablaba sobre el futuro. Comprometió a sus seguidores. Continuamente retaba a la gente no sólo a cambiar ellos mismos sino a cambiar a los demás y también a sus organizaciones. Le importaba tanto las personas como los resultados y sin duda encarnaba los valores.
Entonces me pregunto ¿cuántas empresas de la lista Fortune 100 seguirán existiendo dentro de doscientos años y ya ni se diga dentro de dos mil? La “Organización” de Jesús sigue en pie, se hizo hombre para dejarnos su filosofía de una forma humanamente comprensible, de ahí que para lograr que una empresa sea en verdad exitosa, es preciso ser líder, pero al servicio de los demás.
Nos leemos la semana que entra para no quedarnos atrás y ver hacia delante.
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