A sesenta años de la revolución comunista en Cuba

En 1952 el militar Fulgencio Batista dio un golpe militar en Cuba y se convirtió en dictador de la isla desde esta fecha hasta 1959. Pero fue una “dictablanda” porque las libertades individuales continuaron, así como el libre mercado, el turismo internacional, las inversiones extranjeras; se impulsó la agricultura y la ganadería y algunas industrias maquiladoras; las exportaciones de azúcar, café, tabaco. Es decir, sobrevino una bonanza económica y de estabilidad social.

En enero de 1959, un grupo de guerrilleros encabezados por Fidel Castro y Ernesto Guevara derrocaron a Batista con el grito de “¡Viva Cuba Libre!”

Recuerdo que Fidel se hizo retratar con numerosos rosarios y escapularios alrededor de su cuello, subrayando que él era católico, que respetaría a todas las religiones, a las libertades ciudadanas, a la propiedad privada y que no había nada que temer; que le tuvieran confianza ya que los cambios de la revolución que él dirigía serían de mucho bien para Cuba.

Pero en muy poco tiempo comenzó a expropiar importantes bancos, numerosas empresas, terrenos agrícolas, apropiarse de cadenas de medios de comunicación, de hoteles, de comercios.

Acto seguido, condenó al exilio a muchos cubanos que él consideraba que eran enemigos de su régimen. Por ejemplo, a religiosos, sacerdotes y monjas los convocó a una reunión especial en las primeras semanas de su ascenso al poder asegurándoles que respetaría su actividad pastoral y apostólica y, pocos meses después, les dio 48 horas para que abandonaran la isla. Esto me lo relató un Hermano Lasallista cubano que en su exilio fue a dar al Instituto La Salle de Ciudad Obregón, Sonora.

Entonces Estados Unidos decretó establecer un embargo contra el gobierno marxista-leninista. Y Fidel Castro tomó la decisión de realizar un pacto con Nikita Khrushchev (1894-1971), dirigente de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (U.R.S.S.), para recibir apoyo económico y militar.

En octubre de 1962, Rusia decidió colocar misiles nucleares en Cuba que apuntaban a ciudades importantes de Estados Unidos. El entonces Presidente, John F. Kennedy tuvo que encarar la difícil decisión de ponerse firme con Nikita Khrushchev impidiendo que sus barcos llegaran a la isla, pero con la necesaria diplomacia, para que no se desatara una guerra nuclear. Los embajadores de ambos países llegaron a trascendentales acuerdos y, a las pocas semanas, Rusia retiró todos sus peligrosos misiles de Cuba.

Desde 1959 a la fecha, Cuba ha continuado siendo una especie de cárcel en la que se niegan los derechos humanos más elementales. Existe una red de espías que vigilan de cerca a todo extranjero que visita la isla aunque sea por motivos turísticos, lo mismo que a sus propios ciudadanos. Su economía se encuentra en crisis permanente; ya no se exporta azúcar ni tabaco; el pueblo se encuentra cada vez más pobre, sin medicamentos, sin ropa, etc. ¿Cuál es el balance de la revolución comunista en Cuba? Una dictadura implacable, que impide que los ciudadanos gocen de libertad y en la que sus dirigentes viven en una escandalosa abundancia (ver videos de www.youtube.com) y el pueblo se muere de hambre.

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