¿No te has encontrado con personas que en la familia o en el trabajo tienden a ser “ponchadoras” de buenas noticias? Es decir, ¿que como las llantas de un coche, van pinchando o desinflando todo lo positivo por su humor ácido, amargado y negativo? ¡Nada les parece bien!
¡Y qué peligro resultan ese tipo de personalidades porque enseguida generan mal ambiente en donde se encuentren! Parece como si usaran lentes oscuros y todo lo contemplan negro, pesimista o catastrófico.
Esto lo digo porque ha caído a mis manos un excelente libro titulado: “Para Vivir con Buen Humor” de María Isabel Gutiérrez Niebla (1). Son una de esas publicaciones que se agradecen porque proporcionan herramientas fundamentales para lograr la alegría, el buen humor y la felicidad en la propia vida y en el hogar.
Comienza la autora haciendo la distinción entre “ser alegre” o “estar alegre”. Es decir que por ejemplo, con motivo de una fiesta, podemos estar con buen ánimo pero es una situación pasajera. En cambio, “estar alegre” es una actitud vital ante la vida, de mirar con ojos de entusiasmo y optimismo todo lo que acontece en la familia.
Afirma Gutiérrez Niebla: “Hay que recordar que es vital dejar fluir la chispa del ánimo y esperanza, tener una actitud positiva frente a situaciones adversas y sonreír.”
No cabe duda que a lo largo de nuestra existencia surgen enfermedades, contradicciones, apuros económicos, dificultades, pero si no se pierde la alegría y el buen humor, los padres darán a sus hijos una inolvidable lección de cómo saber enfrentar las adversidades de la vida.
Y la autora recomienda vivir algunas virtudes claves, como son: la humildad, el saber aprender a estar alegres, promover los buenos momentos, tener autodominio, alcanzar un buen manejo de las emociones. Y no olvidar el viejo refrán que dice: “¡Al mal tiempo, buena cara!”.
¿Qué propicia el buen humor? Momentos de relajamiento, rompe tensiones, saca de la rutina, rompe el hielo, permite distender los ánimos, facilita el mejor entendimiento entre las personas, se pasan momentos gratos…
Pero no hay que olvidar que esos esfuerzos por vencer el mal humor y hacerles la vida agradable a los demás, lo hacemos fundamentalmente por amor: se requiere amor al perdonar, amor para sonreír cuando no se tienen ganas, amor para ser tolerante…
Decía el célebre Winston Churchill, héroe de la Segunda Guerra Mundial, que “Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad; en cambio, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad”. ¡Cuántas verdades encierra esta frase! Porque se requiere de la ilusión para vivir con esperanza y enfrentar con valentía los escollos del camino.
Pero para ello se necesita luchar cada día por cimentar bien esas virtudes que rodean al buen humor. ¿Cuántas veces no nos hemos encontrado en nuestra vida con personas que en su infancia o adolescencia tenían mal humor y a la vuelta de las décadas, a base de esfuerzo, lograron superarse hasta convertirse en personas habitualmente alegres?
Este libro es un pozo de enseñanzas prácticas de cómo lograr tener buen humor, sabiendo que en buena parte depende de la actitud que tomemos nosotros mismos ante los hechos cotidianos de la existencia.
(1) Gutiérrez Niebla, María Isabel, Para Vivir con Buen Humor. Alternativas educativas. Editorial Minos III Milenio y Universidad Panamericana, México, 2009. 170 páginas.
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