Cuando en una reunión de trabajo acuerdas que cerrarán un trato y posteriormente se pondrán en contacto para continuar lo dicho, lo que naturalmente esperas es que se lleve a cabo. Sin embargo, si al llamar a la contraparte no recibes respuesta y al insistir te quedas sin contestación, te entra la desesperación. Te sientes engañado y vuelves a tratar de concretar lo que habías quedado pero no recibes “señales de vida”, como se dice coloquialmente, entonces buscas otros medios. Buscas que se cumpla la palabra que te habían ofrecido en aquél encuentro.
En el mismo sentido, cuando quedas en algo, ya sea escolar, de amistad, de trabajo, de lo que quieras, aunque sea familiar y se da esta situación, de largas y largas, de prometer cosas que no se llevarán a cabo, sacan de quicio a cualquier persona, bueno no a cualquiera, sino más bien a toda persona bien quedada, toda persona directa.
“Cuando digo algo lo cumplo” y eso es cierto, cuando me comprometo lo hago, lo llevo a cabo, pero ¿que hay cuando no lo puedo llevar a cabo? Mejor no me comprometo. Muchas veces la comunicación asertiva es lo que nos falta, sobre todo en una sociedad como la mexicana, nunca o casi nunca podemos decir que “No” a algo.
¿Qué será lo que sucede? ¿Por qué nos negamos a ser honestos? Pero honestos con nosotros mismos, que en realidad al decir que haremos algo que luego no cumpliremos, más allá de no quedarle bien a quien le ofrecimos las “perlas de la Virgen” nos engañamos a quien miramos a diario al espejo. Y en México, mi querido país se da mucho esto, no somos directos, sino que nos andamos por las ramas.
Si queremos que nos traten bien, hay que tratar bien, si queremos que no nos hagan ciertas cosas, no hay que hacerlas, si queremos que nos cumplan, hay que cumplir. Así de sencillo debería de ser, como en estas pequeñas frases trilladas, pero sabias, y lamentablemente no es así. De hecho tan grave es esta conducta que sin descubrir el hilo negro, los políticos vaya que lo hacen, no cumplen lo que prometen. Se engolosinan con el poder, con el triunfo que hasta las “Joyas de la Corona” ofrecen con tal de tener el puesto, la silla, el éxito que buscan personal.
Empresarios, maridos, amigos, esposas, hijos, maestros, alumnos, nos pasa mucho. Prometemos y no cumplimos, nos negamos y no contestamos, no tenemos palabra, no sabemos decir que “no”, preferimos negarnos a las llamadas telefónicas, a los mails, decir que no teníamos señal en el celular, que se cayó el Internet, que se borró toda la base de datos y pretextos que han sustituido a las mentiras para zafarnos de un compromiso que habíamos adquirido por voluntad propia o porque no supimos ser asertivos al decir que “no podíamos”.
“Pon fecha, comemos la semana que entra” y cuando pones la fecha nunca tiene espacio, mmmm ¿qué no era mejor decir que no podía o de plano no quería?
Para el 2012 todo el mundo, o bueno casi todos, ponemos o hacemos propósitos que generalmente son para nuestro propio beneficio y cuando pasan unas semanas se nos olvida y volvemos a lo mismo….nos quedamos mal a nosotros mismos. Irónico, pero ni a uno mismo le somos directos, honestos, no nos cumplimos nuestra palabra. ¿Lo habían pensado así?
Que este 2012 les llegue directo al corazón y sean bien quedados con sus propósitos, pero sobre todo con los acuerdos que hagan sean cumplidos para que los años que vienen sean asertivos en sus relaciones.
Nos leemos en el 2012 para no quedarnos atrás y ver hacia delante. Les prometo que lo cumpliré.
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