«El pensamiento reaccionario irrumpe en la historia como un grito monitorio de la libertad concreta, como espasmo de angustia ante el despotismo ilimitado a que llega el que se embriaga de libertad abstracta.» Nicolás Gómez Dávila
Hace un par de años en una conversación/discusión con un evangélico, éste esgrimía el argumento del saqueo por parte de España en todo el continente americano y el empobrecimiento de nuestro país a raíz de ello. Por ende la independencia lograda era lo mejor que nos podía haber sucedido. “¡Sacudirnos el yugo español!”; fue preciso salir al paso para corregir tales afirmaciones dadas gratuitamente desde la ignorancia de hechos relevantes y, como no podía faltar, desde una aversión a la fe católica. Entre tales hechos podemos mencionar los siguientes:
*En 1711 fue redactado en Inglaterra un documento titulado “Una propuesta para humillar a España” donde se planteaba enemistar a las regiones de Asunción, Buenos Aires y Perú que significaban la industria minera del Imperio Español. Décadas más tarde Inglaterra llevaría a cabo el desembarco más grande de la historia en el sitio de Cartagena de Indias donde encontraron al virrey Sebastián de Eslava y el comandante Don Blas de Lezo y Olavarrieta que impidieron la caída. La “armada invencible” británica que había llevado más de 200 navíos sufría la derrota más humillante de su historia ante 6 navíos y la supremacía táctica española. Esta victoria le permitiría a España mantener su poderío militar en el continente.
*A lo largo de tres siglos Inglaterra no lograría destruir al Imperio Español, ni por medios militares ni mediante piratería; en tres siglos aquella sociedad mestiza jamás exigió su independencia, se sabía parte del mayor imperio que el mundo haya conocido jamás. España protegería sus territorios con la poderosa Armada de Barlovento para contener las depredaciones de ingleses, franceses y holandeses. Todo lo anterior no podía ser ignorado por la masonería que encontraría la forma de arrebatarle la mayor parte del territorio de Hispanoamérica. Lo que ocurrió después condujo a la independencia de los Virreinatos y posterior empobrecimiento de los territorios.
*Entra en escena Francisco de Miranda “héroe” nacido en Caracas que traicionando a España fundaría la logia masónica Caballeros de los Racionales cuyo objetivo fue reunir adeptos para el proceso de destrucción de su patria. A partir de ahí se crearían logias en varias ciudades de Hispanoamérica que tendrían como exponentes a José de San Martín, Bernardo O’Higgins, Simón Bolívar, Juan Pablo Duarte y en México si bien no ha sido comprobada su pertenencia, serían influenciados por las ideas masónicas Miguel Hidalgo, José Ma. Morelos y Pavón e Ignacio Allende. Se inician así los procesos independentistas y con ello la descristianización, pues las gestas de España no solo fueron militares sino también evangelizadoras y ambas precisaban ser demolidas.
*La conspiración masónica demolería la reacción de España ante los independentistas a través del Coronel Rafael del Riego (gran maestro del Gran Oriente Nacional, máxima autoridad masónica en el país) apoyado por oficiales como Antonio Quiroga quienes al sublevarse en Las Cabezas de San Juan impedirían que la expedición militar embarcase a América evitando que sofocara a los movimientos independentistas. Quiroga y del Riego se levantaron en armas exigiendo que el Rey Fernando VII jurará la Constitución de Cádiz e implementaron una campaña que lo desacreditaba menguando el ánimo en las tropas con información falsa. Ayudaron a sus hermanos masones en América, traicionando así a su propia patria.
*Lo único salvable en este episodio triste de nuestra historia fue que Don Agustín de Iturbide, militar criollo, católico y defensor de la Iglesia Católica y de España, consumaría la independencia sin derramamiento de sangre. Al saber que la masonería quería imponer un gobierno liberal y anticlerical, realizó los tratados de Córdoba y el Plan de Iguala. Sin embargo la masonería lograría su cometido cuando Iturbide abdico al trono y más tarde al ser asesinado. Ha sido tratado injustamente en nuestra historia como traidor a la patria, borrando su nombre del himno nacional.
Los movimientos de independencia destruyeron definitivamente a España; el imperio católico por excelencia llegaba a su fin. Lo que Inglaterra no pudo destruir en tres siglos desde el exterior, lo haría desde dentro mediante la infiltración de la masonería, forjando así repúblicas liberales y empobrecidas a su pleno servicio hasta nuestros días. Los hechos no se pueden cambiar, no podemos odiar a los traidores que actuaron en detrimento de nuestra patria y fe católica; pero tenemos el deber insoslayable de restaurar la verdad y transmitirla.
Porque las mentiras no combatidas se ciernen en el intelecto humano corrompiéndolo, situación particularmente visible en sacerdotes y laicos católicos…
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