Este fin de semana en el que el horario de verano llegó a su fin, he presenciado y vivido en la Ciudad de México el mejor ejemplo de unión cívica, de apoyo mutuo y de respeto a las normas.
En tan solo unas horas con una intensa lluvia, se reunieron alrededor de 14000 personas con varios propósitos en común pero reinaban dos en particular; el deporte y correr por un México seguro.
La carrera de diez kilómetros que organizó la mega empresa NIKE, fue inusual, primero que nada porque comenzó a las siete de la noche y segundo porque fue con la idea de apoyar a la causa del señor Alejandro Martí quien fundó el Sistema de Observación por la Seguridad Ciudadana (SOS).
Todos los corredores nos enfundamos en nuestras camisetas rojas que de manera impresa ya portaban nuestro número. El 10334 fue el que a mí me tocó, me organicé con otras cuatro personas más con quienes desde hace varias semanas estamos comentando el tema del entrenamiento y picándonos los unos a los otros a la expectativa de a quién le iría mejor aquella tan esperada noche.
Una mancha roja eterna se reunió en la calle de Missisipi frente a la Diana Cazadora, una gran nube nos cubrió y sin amenazar nos empapó. Infinidad de conductores, fotógrafos, músicos, animadores hicieron que esta noche fuera algo muy especial.
La hora estimada se acercaba cuando la tensión se dejaba sentir entre las miles de personas que nos rodeaban. Era impresionante que hombro con hombro, tennis con tennis, y Ipod con Ipod, todos en armonía concentrados nos disponíamos a competir contra nosotros mismos. Letreros que sostenían los organizadores según la oleada que correspondiera, avisaban si podíamos avanzar o debíamos parar. Como por arte de magia, todos respondíamos ante tales instrucciones. Perfecto era todo, al unísono los pasos se dejaban escuchar, y la lluvia no dejaba de mojar.
Pero ¿creerán que no nos preocupaba? Todos nos mojábamos físicamente, pero la mente la teníamos seca, perfectamente enfocada en nuestro propósito. La instrucción de AVANZA se dejó ver nuevamente y era el momento en que nos acercábamos a la línea de salida.
El inicio era inminente, la adrenalina subía y el agua no dejaba de caer. Al acercarnos al arco que iniciaba el cronómetro que todos traíamos en las agujetas de nuestros zapatos, en un templete se encontraba el Sr. Martí hablando por el micrófono pronunciando las palabras: “¡Acabemos con la corrupción!” “¡Que se den cuenta que estamos unidos por la seguridad de nuestro México!” y más frases que combinadas con la concentración que me inundaba retumbaban en mis oídos y me hacían pensar cuán unidos estamos los mexicanos, y a su vez qué poco nos interesa el bienestar de nuestro país. Porque por un lado, en el día a día estamos siempre a la defensiva, esperando que algo salga mal. Con miedo en las calles, inseguros, sin calidad de vida. Sin servicios, sin instituciones que funcionen, con leyes que protegen a los malhechores, con políticos que todos sabemos corruptos, pero que todos dejamos continuar con sus fechorías,.
Y por el otro, en un evento como el de la HUMAN RACE DE NIKE, nos unimos miles de personas sin entorpecernos, sin faltarnos al respeto, corriendo bajo la lluvia y sintiéndonos seguros en la noche dentro del Bosque de Chapultepec. ¡Qué ironía! Porque el recorrido era una belleza, pudimos disfrutar de nuestra ciudad de manera organizada y perfectamente bien ordenada.
Corríamos con unos reflectores enormes que nos ayudaban a ver los charcos y a nuestros contrincantes, pero sobre todo nos dejaban ver, cual ejército soviético, una mancha roja que decía en cada una de las espaldas de los atletas “Corro por un Mexico Seguro”. Te encrespaba la piel. Dimos cuenta que no basta con querer competir, o querer participar en una carrera. Sino que es necesaria la voluntad de querer convivir para que todo salga bien.
Sin esa voluntad no habría salido esta carrera tan perfectamente. Y yo me pregunto ¿Por qué no tenemos la misma voluntad para con los asuntos de nuestro país? ¿Por qué permitimos que los políticos sigan haciendo de las suyas? ¿Por qué dejamos al vecino que deje a su perro defecar en las banquetas sin hacerse cargo del desecho? ¿Por qué tiramos la basura en la calle? ¿Por qué conducimos a altas velocidades? ¿Por qué aceptamos a aquellos que sabemos se han enriquecido ilícitamente? ¿Por qué, por qué, por qué? Será porque no creemos en nosotros mismos, y necesitamos de algún líder que nos organice. O porque ya nos acostumbramos a vivir así y pues “ya qué”.
El deporte es una disciplina que se recomienda para la formación de los seres humanos hacia el éxito, hacia el trabajo en equipo. Yo recuerdo hace 20 años que competí en una carrera por primera vez en la capital, no había ni la mitad de competidores que estuvieron este pasado fin de semana. Lo que quiere decir es, que la gente ya se interesa más por el deporteísmo. O al menos por el trabajo en equipo.
Algo que me da ánimo, pues veo un pequeño resplandor allá muy al fondo del túnel, que me da esperanza de que algún día nos levantaremos y nos uniremos como una sola nación y quitaremos a quienes no nos cumplan. No basta con marchas silenciosas, hay que pronunciarnos. No es suficiente con una carrera al año, hay que hacerlas más seguido. No es suficiente con quejarse día a día, hay que intentar hacer la diferencia desde la trinchera que nos tocó vivir. Porque sólo así, ni la lluvia, ni las inclemencias del tiempo, ni ningún corrupto, delincuente y demás, nos detendrá.
Nos leemos pronto para no quedarnos atrás y ver hacia delante.
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