Ciudad del Vaticano, 14 de julio de 2014 (VIS).- El pasado sábado, el Santo Padre almorzó con los participantes en el Seminario Internacional dedicado a la propuesta del Papa Francisco en la Exhortación apostólica Evangelii gaudium para »Una economía siempre más inclusiva», que tuvo lugar en la Casina Pío IV del Vaticano.
‘Es muy importante lo que hacéis -dijo el Pontífice- reflexionáis sobre la realidad pero sin miedo y con inteligencia. Eso es un servicio». Después, refiriéndose a los temas tratados en el Seminario, pronunció unas breves palabras sobre el reduccionismo antropológico
»Creo que este sea el momento más fuerte del reduccionismo antropológico. Al hombre le pasa lo mismo que al vino cuando se vuelve aguardiente:pasa por un alambique organizativo. Ya no es vino, es algo distinto: quizás más útil, con más calidad, pero no es vino. Para el hombre es lo mismo: pasa por este alambique y acaba – y lo digo en serio- por perder la humanidad y convertirse en una herramienta del sistema: sistema social, económico, un sistema gobernado por el desequilibrio. Cuando el hombre pierde su humanidad ¿qué nos espera? Pasa lo que yo llamo en lenguaje común una política, una sociología, una actitud del »descarte». Se descarta lo que no sirve porque el ser humano no está en el centro. Y cuando el hombre no está en el centro, hay algo que sí lo está y el hombre está a su servicio. La idea es, entonces, la de salvar al hombre, en el sentido de que vuelva al centro: al centro de la sociedad, al centro de los pensamientos, al centro de la reflexión. Llevar otra vez al hombre al centro. Es una tarea hermosa y vosotros la lleváis a cabo. Os doy las gracias. Estudiáis, reflexionáis, organizáis estos convenios para eso, para que no se descarte al hombre. Se descartan los niños, porque el nivel de natalidad -por lo menos aquí en Europa- lo conocemos todos; se descartan los ancianos porque no sirven. ¿Y entonces? Se descarta toda una generación de jóvenes y esto es gravísimo. He visto una cifra: 75 millones de jóvenes, menores de 25 años, sin trabajo. Los jóvenes ‘ni-ni’: ni estudian. Ni trabajan. No estudian porque no tienen posibilidad y no trabajan porque no hay trabajo. ¡Es otro descarte! ¿Cuál será el próximo? Detengámonos a tiempo ¡por favor!».
Al final el Papa dio nuevamente las gracias a los comensales por su labor y sus iniciativas para »ajustar esta situación desequilibrada y recuperar al hombre poniéndolo otra vez en el centro de la reflexión y de la vida». »¡Es el rey del universo! -exclamó- Y esta no es teología, no es filosofía, es realidad humana. Así saldremos adelante».
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