“Ni víctimas, ni esclavas, nosotras decidimos” fue una de las tantas consignas que gritaron prostitutas al manifestarse en Madrid en el año 2002. Una dolorosa y penosa falacia, tomando en cuenta que las prostitutas son víctimas, son esclavas y no deciden.
En la actualidad, es de notarse cómo es que el feminismo ha logrado que tal consigna usada por prostitutas hace casi dos décadas, sea usado ahora por infinidad de mujeres de todas las edades y estratos sociales, para los temas más importantes: dignidad, sexualidad, vida en el vientre materno, maternidad subrogada, eutanasia, religión, etc. Escuchamos con suma frecuencia aquello de “Es mi cuerpo y yo decido”.
En la edición LIV del Super Bowl en que se enfrentaron los 49’s de San Francisco y los Jefes de Kansas City, obteniendo la victoria éstos últimos; durante el espectáculo de medio tiempo se presentaron Shakira y Jennifer López, quien en noviembre pasado dijo:- “Estar en el Super Bowl es muy simbólico, y creo que tenemos una gran responsabilidad con los latinos de todo el mundo”.
No mentía, el Super Bowl se ha convertido en uno de los mayores aparadores en que un artista puede mostrarse. Ambas afirmaron que su show sería un paso más para “Redefinir el concepto de la edad, la fuerza, la disciplina y qué significa ser una mujer latina”. En efecto, han redefinido no solo el modo en que el mundo percibe a los hispanoamericanos, sino también cómo ven a la mujer en general. Que penoso que estas mujeres hayan aceptado presentar un espectáculo más propio de un prostíbulo que de un evento deportivo. No hace falta ser un genio para darse cuenta de lo denigrante que Shakira y Jennifer López actuaron.
No ha faltado quien ha dicho: “¿No te gusta? ¡Pues no lo veas y ya!». No ha faltado quien ha celebrado que dos mujeres dieran muestra del “talento” hispano; quien haya dicho que “es su cuerpo y a ti no te importa” (que frase tan conocida). A todos ellos habría que preguntarles: ¿Qué talento hay en mostrar bailes obscenos y con semidesnudos? ¿Dónde está el empoderamiento de la mujer cuando se la muestra como prostituta, esclava y objeto sexual? Además de ello, ¿Por qué no hemos de exigir buenos espectáculos aptos para todo público? ¿Por qué hemos de tolerar el excremento que nos presentan?
Una de las grandes batallas que esta ganando el feminismo lacerante, es precisamente que una mujer común y corriente, adolescente o mujer adulta piense y actúe similar a una prostituta; en lo que piensa, como viste, lo que dice y en cómo se comporta en el mundo. Yerran los que ven la prostitución como un trabajo digno como cualquier otro, quienes consideran que hay que hacer un reconocimiento social de las prostitutas para que no sean marginadas; cuando lo que debería hacerse es erradicar la prostitución, combatir la trata de blancas, generar oportunidades de trabajo digno y no burlarse en la cara de las mujeres al normalizar una práctica que es de suyo denigrante. Y desde luego, yerran los que vieron un “empoderamiento de la mujer” en el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl. Y cuanta responsabilidad han tenido estas dos mujeres en denigrarse a sí mismas.
Desde hace años se está redefiniendo la dignidad de la mujer a grado tal que para muchos resulta normal y respetable la prostitución, el libertinaje sexual y un abyecto espectáculo. Llegará el momento en que la única diferencia será en que las prostitutas cobran y las demás no.
Ayer y hoy, los “defensores” del cuerpo de las mujeres (más no de la mujer) arguyen lo mismo:
Ante la prostitución: ¿No te gustan las prostitutas? No vayas a un prostíbulo.
Ante el aborto: ¿No te gusta? No abortes, deja que otras lo hagan.
Ante un show denigrante: ¿No te gusta? No lo veas, punto.
¡Vaya grado de desfachatez el nuestro para desentendernos de nuestra parte de responsabilidad en los males del mundo! Discierna lo que ve y procure que sus hijos sepan lo que les presentan en la televisión, en el cine, en los periódicos. No sea estulto, ni navegue con bandera de un buenismo “respeta todo”, porque tarde o temprano le pasaran factura.
Llegamos dolorosamente a los días que Nicolás Gómez Dávila advertía: “La sociedad moderna está aboliendo la prostitución mediante la promiscuidad”.
No solo eso; estamos llevando el prostíbulo a la sociedad con todo el estiércol que lo acompaña, a plena luz del día, con infinidad de personas aplaudiendo extasiadas por tan “poderoso espectáculo musical” a través de millones de televisores en todo el mundo, denigrante…
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.