GEORGE HARRISON: A 45 AÑOS DE SU MELODÍA “MI DULCE SEÑOR”

El cantante, compositor y guitarrista George Harrison saltó a la fama, hacia principios de la década de los años sesenta, al formar parte del inmortal grupo musical británico “The Beatles”.

Nació en 1943 en Liverpool y falleció en Los Ángeles en 2001, a los 58 años. Desde adolescente se aficionó a tocar la guitarra. Recibió la influencia de las grandes celebridades del Blues y del Rock an Roll: B. B. King, Muddy Waters, Little Richard, Fats Domino, Chuck Berry…

Al integrarse a “The Beatles”, en un principio, sobresalieron en forma muy destacada las canciones compuestas por John Lennon y Paul McCartney, ya que algunas de ellas son consideradas como piezas clásicas de nuestro tiempo, como: “Yesterday”, “Eleanor Rugby”, “Bosques Noruegos”, “Michelle”, “A Day in a Life”, “And I Love Her”, “Hey, Jude”, “El Largo y Sinuoso Camino”… y gracias a los magistrales arreglos de George Martin, el llamado “Quinto Beatle”, quien tuvo la original iniciativa de mezclar música clásica con Rock and Roll y música Pop y el resultado fue deslumbrante, al punto que él y “The Beatles” pusieron la primera piedra para el posterior desarrollo de la “Música Progresiva” (“Electric Light Orchesta”, “Kansas”, “Pink Floyd”…).

Pero George permanecía en un segundo plano y, de cuando en cuando, incluía en los álbumes algunas discretas composiciones suyas, al lado de dos “superdotados” para la composición musical, como lo fueron Lennon y McCartney.

Hasta que en el llamado “Álbum Blanco”, Harrison incluye una melodía suya que sorprende a muchos melómanos: “Mientras llora mi guitarra” porque realmente “arranca” de su instrumento musical verdaderos lamentos y requiebros que pocos guitarristas hasta entonces lo habían logrado. Por ello, la revista “Rolling Stone” lo calificó -por éste y otros éxitos más- como “uno de los guitarristas más talentosos de la música popular moderna”. Y otro célebre guitarrista, Eric Clapton, la considera “una pequeña obra maestra” y gusta de interpretarla para recordar a su inolvidable amigo, George.

Para el último álbum grabado por “The Beatles”, “Abbey Road”, Harrison compuso dos soberbias melodías: “Something” y “Here Comes the Sun”. El mismo Paul reconoció que fueron las mejores canciones de ese álbum. Y mereció las alabanzas de Frank Sinatra y Elvis Presley. Y, poco tiempo después, también grabaron sus propias interpretaciones de “Sometihing”.

Ya como solista, a partir de la desintegración del Cuarteto de Liverpool, Harrison compuso melodías donde muestra, más a fondo, su personalidad: “En esta vida, todas las cosas pasan” (1970) se tituló su primer álbum en el que filosofa sobre la existencia humana y el efímero transcurrir de las personas por este mundo. Así que del joven “rockanrolero” -de principios de los sesenta- evoluciona hacia un hombre que nos muestra y transmite sus meditaciones y profundas reflexiones. con una honda espiritualidad y misticismo, como lo manifiestan otras de sus melodías: “¿Qué es la vida?”, “Dame amor y paz para esta tierra” y su segundo álbum: “Viviendo en un mundo materializado” (1973).

Harrison organizó el primer concierto en la historia de la música pop en beneficio de miles de personas que sufrían hambre y carencias de todo tipo, particularmente en una determinada región de la India, el célebre “Concierto de Bangla Desh (1971) en el que participaron artistas destacados de esa época: Bob Dylan, Eric Clapton, Ringo Star, Joan Baez, Ritchie Havens y un largo etcétera,y a partir de ese concierto, se han continuado -en forma ininterrumpida- muchas más presentaciones de destacados cantantes y grupos musicales, en diversas partes del mundo, con la finalidad de conseguir recursos económicos y brindar una ayuda social y asistencial hacia los pueblos menos favorecidos. Sin duda, ésta ha sido una gran herencia que nos legó George Harrison.

Pero, en este 2015, también, estamos conmemorando los 45 años de una obra maestra de George Harrison, titulada: “Mi Dulce Señor” y, que su mérito histórico, constituyó en que esta melodía sirvió de detonador y animó a que muchos otros compositores y artistas, también, incursionaran en hablar, exponer y cantar -abiertamente y sin complejos- acerca de su fe en un Ser Trascendente.

Así que George Harrison tuvo un cambio importante en su vida, después de su viaje a la India, junto con el resto de “The Beatles” y algunos miembros del grupo “The Rolling Stones”, en el año 1968.

Su metamorfosis interior osciló, desde no practicar ninguna religión, hasta convertirse en un creyente fervoroso. Si se me permite, tomando en cuenta muchas de sus entrevistas que concedió a los medios de comunicación por aquellos años, transcribo libremente parte de la letra de esta popular melodía: “Oh, mi Dulce Señor, / realmente mi gran anhelo es verte. / De verdad que me gustaría estar contigo / y estar a tu lado por siempre. / Sí, mi Dulce Señor, /desearía conocerte más a fondo. / Realmente me gustaría verte y estar contigo, / para mostrarte todo mi cariño, Oh, Señor. / Y mantengo la ilusión en que ese día no tardará mucho, / Sí, mi Dios, / porque quiero demostrarte todo mi amor. / De verdad, que me gustaría mucho mirar detenidamente tu Rostro, / y así poder mostrarte todo el gran amor que te tengo, / Sí, mi Dulce Señor”.

Esta canción se divulgó rápidamente por los cinco continentes y tuvo una definitiva influencia en un amplio sector de la juventud de su tiempo, porque -sin duda- George Harrison presentaba una propuesta espiritual, alentadora y trascendente, precisamente en una época en que se propalaba, en las universidades y centros educativos, la propaganda atea, materialista, marxista y la lucha armada y violenta, como una “supuesta solución” para resolver las diferencias sociales. El exBeatle proclamaba, en cambio, la existencia de un Dios, al que había que amar intensamente, y difundir su Reinado de paz y de amor en toda la tierra. Mediante esa fraternidad universal y el entendimiento pacífico entre las personas y las naciones, se lograrían más y mejores resultados.

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