¡Soy mamá! ¡Vi a mis hijas nacer! Las tuve de forma natural. A la mayor tuve la fortuna de sacármela con mis manos y ponerla sobre mi pecho, ahí tranquila le cortaron el cordón umbilical. Ahí sobre mi regazo mi hija comenzó a llorar, con un sollozo sereno, nada que ver con las películas y documentales que exageran un parto. Ahí sobre mi corazón mi hija me miraba con unos ojos enormes y yo la frotaba dándole masajes de amor para que se sintiera en casa. En esa sala hecha especial para un parto psicoprofiláctico, en ese lugar en donde mi marido y yo organizamos tener música de Mozart para que cuando ese angelito llegara a este mundo, escuchara “Eine Kleine Nacht Musik”, constaté el milagro de la vida.
Una vida que comenzó a crecer 38 semanas antes, ocasionando que mi cuerpo cambiara de forma constante, mis sentimientos físicos y psíquicos se confundían, se contraponían. Las náuseas, las ganas de llorar sin razón, la euforia, la ansiedad, todos sentimientos que nunca antes había sentido puesto que nunca había estado embarazada. Sentimientos que a pesar de que aún el médico no me decía que me encontraba esperando bebé, y aun cuando todavía no me hacía la prueba de embarazo, sabía que dentro de mí se gestaba una vida. Una vida, no un ente, ni una célula, puesto que células tiene todo mi cuerpo en el día a día y nunca había sentido lo que en esos momentos maravillosos había percibido.
Dentro de mi cuerpo se había unido una célula humana sexual de mi marido con otra célula humana sexual mía, y de ahí había comenzado un nuevo código genético, información que nunca antes había existido. Un combinación, un entrecruzamiento milagroso que dio origen a 46 cromosomas nuevos de nuestra hija. El genoma humano, el mapa de un ser humano que comienza desde ese diminuto momento que tiene una función determinante en el desarrollo de los seres humanos y en la transmisión de la vida.
Cuando suponíamos lo evidente, mi esposo y yo fuimos al ginecólogo para que nos dijera lo que ya sabíamos, y nos enseñó en una pantalla a nuestro bebé. Mínimo, pero ahí estaba y se le escuchaba el corazón. Sus latidos eran música para mis oídos, eran tambores de emoción, eran evidencias de un ser humano en mi vientre. Que podrán decir que no estoy dando evidencia científica, pero el espacio reducido con el que cuento no quiero gastarlo en algo que pueden encontrar en mucha bibliografía, sino que quiero que sepan que con la pura intuición sin nada que me confundiera en darme cuenta de la verdad me percataba que efectivamente dentro de mí era alguien, era un ser indefenso que crecía y luchaba por vivir.
Evidencias quieren los incrédulos, los que se complican su propia existencia y quieren justificar la exterminación de la existencia de sus semejantes, pues posiblemente el estatuto humano del embrión les aclare la realidad; dicho estatuto humano del embrión nos demuestra con hechos que la vida es humana y comienza desde su concepción. Primero está demostrado que al concebirse un nuevo ser se ha creado un organismo nuevo, único e irrepetible, segundo y sumamente importante es que hay un organismo humano ya que por el número de cromosomas pertenece a la especie humana y tercero hay un organismo programado pues tiene proyectos nuevos que nunca habían existido. Con características determinadas como son el color de los ojos, estatura, hasta el tipo de enfermedades a las que estará sujeto. Cabe mencionar que el ADN es el centro organizador que hace que se vayan dando las demás fases del desarrollo.
Como madre que soy, y que tuve la fortuna de concebir de manera natural, sencilla y sin contratiempos, me impresiona que quiénes promueven técnicas de reproducción asistida no mencionen la parte incorrecta del desarrollo, sino que únicamente muestran la parte bonita, que es al final de cuentas ser madre. Lo que demuestra una vez más que el fin justifica los medios en esta era, y que sin importar que varios seres humanos sean sacrificados para obtener uno sólo, las personas que los conciben se enorgullezcan de ser madres a pesar de todo. Yo les preguntaría si a sus hijos les contarán que tienen hermanos congelados, desechados, o que utilizaron para experimentos. Lo anterior viene a colación de la iniciativa de ley que han puesto sobre la mesa nuestros representantes del PRI PRD y PVEM en materia de reproducción humana asistida, que permitiría la comercialización de embriones, así como su importación y exportación. Según la iniciativa, el objeto es apoyar a las parejas y matrimonios que enfrentan dificultades para procrear, y para ello se plantea utilizar los adelantos tecnológicos y las nuevas técnicas científicas en la materia.
Bueno yo le pregunto a nuestros legisladores si saben algo de lo que al inicio de este escrito he mencionado, si conocen de genética o se están inclinando puramente por temas económicos y proselitistas, porque estoy segura que si entendieran perfectamente lo que es una Fecundación In Vitro, el proceso que se lleva a cabo para lograrlo, si supieran lo que e s la dignidad humana y si valoraran la vida desde que es vida y no desde que ellos suponen o quieren que valga, entonces estoy segura que a menos de que tengan corazones de roca, nunca habrían ni siquiera propuesto dicha iniciativa que en pocas palabras promueve el tráfico de humanos.
Finalmente, yo siempre estoy convencida que la bondad vencerá a la maldad y la historia nos lo ha demostrado, estoy cierta que la luz abrirá los ojos de aquellos que no quieren ver la vida humana con su belleza y dignidad que le merece respeto sin distinciones, porque citando las palabras de la abogada Ingrid Tapia: “Un ser humano, es ser humano desde su concepción, pues yo nunca he ido al hospital a ver a una amiga que haya dado a luz a un Ipod.”
Nos leemos pronto para no quedarnos atrás y ver hacia delante.
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