Magdeburg: La muestra de destrucción autoinfligida en Europa

“Una civilización no es conquistada desde fuera hasta que se destruye ella misma desde dentro” Will Durant

Magdeburg es una de las ciudades más antiguas de Alemania, situada al este de Berlín y a orillas del Río Elba. En el año 805 se menciona por primera vez en la historia. En el año 937 el emperador Otón el Grande fundó un monasterio benedictino en la ciudad, dedicado a San Mauricio. Sobre ella se erigió la Catedral de Magdeburg, una de las primeras catedrales góticas en Alemania, iniciando su construcción en 1209 y finalizando en 1520.

En la actualidad, anualmente suele instalarse al aire libre el Mercado Navideño, desde la última semana de noviembre hasta justo antes de fin de año. Los puestos se extienden por diversas áreas del centro de la ciudad. Sus organizadores resaltan la diversidad de ofertas y atracciones donde los visitantes pueden disfrutar de una variedad de 50 tipos diferentes de vino, aunado a las delicias culinarias. Indican que su rasgo distintivo es la cuidadosa selección de puestos y ofertas, creando armonía entre la artesanía tradicional, las delicias locales y las atracciones modernas, esto desde luego atrae a un gran número de personas.

La noche del viernes 20 de diciembre alrededor de las 19 horas, el Dr. Taleb Al Abdulmohsen cometió un atentado en dicho mercado navideño, al atropellar a decenas de personas. Al momento se reportan 5 personas fallecidas y más de 200 personas heridas. Entre los fallecidos se encuentra un niño de 9 años y cuatro mujeres entre las edades de 45 a 75 años. La Fiscalía ha presentado los cargos por asesinato e intento de asesinato y lesiones graves. El atentado ha desatado diferentes reacciones tanto en la población germana como en los medios de comunicación local e internacional.

Los diferentes aspectos en que el atentado ha sido tratado es causa de reflexión e indignación, a saber que en primer lugar, fuentes de seguridad de Arabia Saudita (país de origen de Taleb), indicaron que habían informado a Alemania sobre el atacante, el cual era un delincuente fugitivo y solicitaron la extradición, a lo cual el país germano se negó y le concedió asilo y ciudadanía, apelando a los derechos humanos y libertad de expresión. El doctor llevaba ejerciendo la profesión de psiquiatra en un hospital de la ciudad de Bernburg. Se le imputan cargos de violación y trata, pero el delincuente, una vez pisando suelo alemán, se había proclamado ateo y exmusulmán. El asunto no para ahí, las autoridades habían recibido denuncias de una mujer sobre las amenazas terroristas de Taleb, pero decidieron ignorar.

En días previos al atentado, la policía había llevado a cabo operativos revisando los mercados navideños; circulaba un vídeo de cuatro policías revisando a una anciana su bolso, confiscándole una navaja suiza, sin embargo el cuerpo policial fue insuficiente para proteger a los transeúntes en aquel mercado. Por su parte, los medios de comunicación manejaron la noticia de un modo por demás insultante: “Un coche atropella a una multitud de personas en Magdeburg”, omitiendo en principio hablar de un claro atentado y que el autor era un inmigrante y delincuente buscado en su patria. Horas más tarde desplegaron mensajes de tolerancia respecto al islam y la bienvenida a refugiados, al tiempo en que aseguraron que el autor del atentado era “islamófobo que había renunciado a su religión y era simpatizante de la ultraderecha”.

Todo se ha conjugado en este caso: la política de fronteras abiertas que ha permitido la entrada de oleadas de inmigrantes y delincuentes a Europa, exponiendo a la población; los medios de comunicación, manipulando las noticias encubriendo delitos; la escasa o nula acción de los cuerpos de seguridad, permitiendo violaciones, abusos y asesinatos contra la población europea. Todo ello aunado a la promoción de la libertad de expresión ilimitada y la cada vez más baja tasa de natalidad en el viejo continente. El resultado está a la vista con el atentado en Magdeburg. Algunos defienden que no todos los inmigrantes son terroristas, lo cual es verdad, pero pertenecen a una religión y cultura extremista, incompatible con la civilización occidental.

El problema que se vive en Europa no inició por lo mencionado anteriormente –ello es la consecuencia-, sino que inicio desde su paulatina descristianización, pues retirando el referente moral, todo lo demás es demolido en consecuencia. Pero aún no es tarde…

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