#YoConfieso

Confesiones de una #tecnoadicta #YoConfieso que a mis 35 años de edad soy verdaderamente feliz con la tecnología.

Confieso que le saco todo el provecho posible, que mi creatividad se potencia gracias a todas las maravillas que puedo encontrar en la paquetería computacional.

Confieso que hago el Super de manera virtual, gracias a Internet, nunca o casi nunca me paro en un supermercado.

Confieso que he hecho nuevos amigos gracias a Twitter y confieso que me he dado cuenta y he comprobado, que las apariencias engañan y discriminan, puesto que lo que se lee en Twitter son ideas, pensamientos, consejos de gente tan valiosa, que tristemente, por la posición social, puesto laboral o apariencia física, no permitimos en repetidas ocasiones, que la persona exprese.

Confieso que gracias a Google encuentro respuestas antes nunca pensadas, soluciones a mis dudas, enriquezco mi intelecto y aprendo lo que antes me costaba más trabajo al tener que desplazarme a una biblioteca.

Confieso que también gracias a este buscador, he podido seguir publicando lo que mi mente maquila.

Mi blog, es una fuente de expresión que busca compartir, proponer y divertir, así como hacer reflexionar y sobre todo interactuar con distintas maneras de pensar.

Confieso que me gustaría seguir escribiendo en un periódico nacional, sin embargo, Facebook y Twitter me dejan expresar y contabilizar a cuántas personas en realidad hago pensar. Mi blog es mi periódico, mi libertad de expresión y mi fuente de inspiración.

Confieso que gracias a la tecnología, convertida en tantas herramientas como el celular, me puedo comunicar con mi familia, saber que mis hijas se encuentran bien. Contactar personas que viven tan lejos pero que a la vez se acercan tanto más por las video-conferencias que da tranquilidad.

Confieso que me encanta estar informada a toda hora, que si no sale en las noticias, en Tiwtter seguro algún intrépido ya lo publicó, lo que hace trabajar a marchas forzadas a los noticieros que todos ya conocemos.

Confieso que poder tomar video de acontecimientos especiales, momentos ilegales, situaciones para compartir, es una gozada, porque los podemos subir al mundo maravilloso de You Tube y todo aquel que uno quiera que lo vea, como si hubiera estado ahí, lo puede hacer.

Confieso que me encanta la idea de poder hacer trabajos en equipo, sin tener que reunirme con los integrantes, puesto que por correos nos comunicamos, corregimos y publicamos.

Confieso también que la Blackberry me encanta, sobre todo por su BBM que me permite ser eficiente, tratar el tema sin rodeos, sin perder el tiempo.

Confieso que también me he dado cuenta que todo esto, por más bueno que suene, me ha hecho sufrir. Así es, sufrir.

Yo Confieso que me he distanciado del hombre que más amo, de las criaturas más indefensas del mundo, mis hijas. Confieso que me he perdido momentos importantes, por la adicción de continuar con una conversación tuitera que me prende y me hace querer demostrar con argumentos el porque de lo que defiendo.

Confieso con gran dolor, que he caído mal a personas con las que convivo por no estar presente, sino más bien ausente, aunque físicamente con ellos, por chatear, contestar, argumentar en las redes sociales.

Confieso que me he llegado a presionar, por querer saber qué han puesto mis amigos de Twitter, es una adicción psicológica, que como Orientadora Familiar, me preocupa en mí ser. Puesto que yo soy de una generación que no nació con esta tecnología, en cambio los niños hoy nacen con una computadora, Ipod, Ipad, Blackeberry, bajo el brazo. ¡Lo que nos espera! Si no confesamos y aceptamos esta pseudo patología que bien podría llegar a ser la enfermedad del tercer milenio, no vamos a lograr controlarlo en los jóvenes.

Confieso que sin energía, no tendríamos para recargar todos estos gadgets y esto sí causaría una neurosis que muy posiblemente promueva la creación de #Twittceánica.

Confieso que es importante un equilibro entre lo antropológico y lo tecnológico.

Confieso que es imprescindible darnos cuenta de que TW, FB, BBM, IPAD …acercan a los que están lejos, pero alejan a los que están cerca.

Confieso que a mayor número de seguidores, mayor ego en los avatares. Mayor seguridad mientras más te sigan, aunque menor autoestima cuando te dejan de seguir. Es un fenómeno tal, que leyendo a los demás podemos constatar cómo expresan su emoción al aumentar su lista y a su vez su tristeza al ver que se van los followers.

Yo confieso en este artículo lo que he descubierto la tecnología me hace. He confesado los beneficios y los perjuicios. Pero ahora confieso que quiero descubrir cuál es el término medio.

¿Qué es mejor? ¿Cómo alcanzar el punto óptimo? Y para ello tengo que reducir y elegir los momentos adecuados para no caer en la adicción patológica que estoy, confieso, a punto de padecer.

Ahora te pido que #TuConfieses para saber lo que opinas, lo que te sucede y lo que harías para poder utilizar sólo lo bueno y hacer a un lado lo malo de la maravilla de la tecnología que es una realidad y no podemos evitar.

Nos leemos pronto para no quedarnos atrás y ver hacia delante.

 

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