Resulta que culpar a la pandemia es lo más fácil. Si, estamos mal y las cosas no van como las habíamos planeado y por lo tanto la culpa no es nuestra, se atravesó el Coronavirus y miren que desastre. Diría cualquier funcionario del actual gobierno. Pues no es así, es cierto que el mundo y México están sufriendo mucho y en materia económica el daño de la pandemia es enorme, pero aquí, antes de este desastre ya habíamos empezado a regarla.
No puedo dejar de mencionar el aeropuerto, su cancelación y escándalo mediático. Más allá del daño patrimonial a los mexicanos por pagar y tirar algo que no se hizo, el daño fue reputacional, mandó un mensaje terrible y desde ahí empezamos a decir a gritos, México no es terreno fértil para la inversión.
Tan fue así que eso aceleró las bajas en las calificaciones de PEMEX, en la deuda soberana, de ahí vinieron medidas para cancelar, posponer y prorrogar licitaciones en materia energética, cancelaciones y pausa a contratos ya licitados a empresas extranjeras y con ello vino una inminente fuga de capitales. Más adelante vinieron consultas absurdas que impidieron la realización de proyectos productivos generadores de inversión, empleo y bienestar.
A lo anterior agréguenle calificadoras, todas observando y sugiriendo como encauzar los recursos de Pemex y del gobierno federal ante la complicada situación y estas, fueron además de ignoradas, descalificadas. También antes de la pandemia vinieron las ocurrencias de algunos diputados iletrados que lejos de contribuir a mayor estabilidad y confianza, desestabilizaron y continuaron mandando señales negativas y de desconfianza.
Gente en puestos clave, con mucha responsabilidad y poder sin experiencia, una estrategia de sueldos y prestaciones que corrió a funcionarios preparados y valiosos y todos bajo un poder completamente centralizado. Todo lo anterior promovió una devaluación del peso mayor a la de la canasta de monedas frente al dólar. Es cierto que todos nos hemos depreciado frente a esa divisa, pero el peso más. Les recuerdo que en marzo todavía cotizábamos a $18.60.
Después vino la pandemia, pero el daño ya estaba hecho, el crecimiento negativo de 2019, las malas expectativas al 2020 eran pre-pandémicas.Al llegar la pandemia todo empeoró y a la fecha no tenemos la certeza si en el 2020 decreceremos a uno o dos dígitos, a estas alturas es todavía incierto porque el peor momento de la epidemia es cada nueva semana, a pesar de ya estar en la fase de reapertura.
Aún en la pandemia ha habido oportunidades de rectificar errores, de mostrar voluntad y con humildad remendarlos, y no, no ha sido así. Somos de los países que menos dinero ha destinado a contrarrestar los efectos negativos de la situación y también seguimos asignando recursos a proyectos que en este momento no son prioridad.
Nos marcan la agenda de la semana distrayendo con problemas menores dictados desde palacio en la mañanera y los temas de verdad importantes que son dos, no se tocan: La situación sanitaria en México y la economía nacional. Quienes dábamos el beneficio de la duda al cambio no solo no hemos visto cambio, las cosas hoy están peor.
La inseguridad es mayor, la corrupción no baja y los políticos de hoy están igualmente envueltos en escándalos que antes ellos criticaban y con la impunidad que siempre nos ha caracterizado.
Amo a este país y tengo fe que somos mucho más fuertes que un gobierno, que un sexenio y que el populismo. Requiere de mucho esfuerzo de los que aquí seguimos y seguiremos, requiere de empatía y participación.
@juansmusi
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