El entorno actual es incierto y predomina la preocupación, sobre todo por la incertidumbre política en todo el orbe, que ha traído como consecuencia repercusiones económicas que pueden llevar al mundo a una fuerte desaceleración y eventualmente hasta a una recesión.
Los principales responsables de este desastre son: Donald Trump por la famosa guerra comercial con China, generando un ambiente hostil, tenso y de confrontación con la segunda economía más importante del mundo; Trump había estado blofeando sin tener una respuesta contundente de los chinos, y como comenté anteriormente, le han respondido y pegado en donde más le duele que es devaluando el Yuan y fortaleciendo al dólar, restándole así competitividad a una nación que él busca robustecer a través del regreso del empleo y de la industria; con un dólar caro, difícilmente lo logrará.
Recientemente se celebró el G7, y la verdad es que –desde un punto de vista económico y comercial– volvió a ser un fracaso y un verdadero desastre diplomático para el Presidente de los EEUU, quien vuelve a culpar a los medios; pero en realidad la prensa global coincide en que no le fue bien.
El corto plazo pinta muy incierto y sumamente volátil, con posibilidades de componer o deteriorarse; los eventos que más incidencia pueden tener en el futuro son: 1) Guerra Comercial, 2) Junta de la FED (en donde de nuevo se espera una baja de tasa), 3) Brexit, con plan o sin plan se van a salir; o ¿se volverá a posponer?, 4) Italia, España, Hong Kong y Argentina, la gravísima crisis política entre estos países y cómo lo resuelvan determinará el rumbo económico, 5) No en el plano global pero sí en el local, el crecimiento de nuestro país en donde confianza, certidumbre e inversión determinan la estabilidad macroeconómica y no únicamente la tasa de interés que pagamos –y que es muy alta—, mantiene una relativa estabilidad, lo vuelvo a repetir, a México le urge un cambio de rumbo y mandar un mensaje contundente a los inversionistas locales y extranjeros para que su dinero no sólo permanezca en el país sino que también se pueda incrementar.
Viene una prueba interesante de confiabilidad que deberá ser objetiva y realista, me refiero a la presentación del presupuesto del próximo año, en donde el principal reto es mantener la calificación crediticia en un país que va a crecer menos, recaudar menos, y en un entorno global en donde la caída del ritmo económico podría incluso detonar menores precios del petróleo –y aquí nos seguimos cuestionando si tomar coberturas en esa materia o no–, desde mi punto de vista es un gran error.
Qué difícil la tiene el Banco de México que deberá decidir qué hacer con la tasa de interés en un entorno en donde la inflación justificaría plenamente el que las tasas vuelvan a bajar, pero cuando el tipo de cambio está cercano a 20 o arriba de 20, la presión inflacionaria que puede ocasionar si se mantienen así por un tiempo prolongado, complicaría la decisión, por lo tanto aunque la Reserva Federal decida bajar su tasa de 2.25% a 2% , si el entorno global no mejora, creo que sería un error bajarla porque el tipo de cambio se nos puede subir aún más; actualmente la tasa está en 8%.
Como siempre, cuando vienen estas volatilidades y crisis de confianza, surgen oportunidades y no debemos entrar en pánico y equivocarnos con el bolsillo; hoy es mejor vender lo que está caro (Dólares) y comprar lo que está barato (Acciones y propiedades).
@juansmusi
Agosto 28, 2019
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