LUDWIG VAN BEETHOVEN
Un músico que se queda sordo
El Romanticismo
En 1770, en una preciosa ciudad prusiana, Bonn, nace el llamado dios de la música, un ser con cualidades y dones, no igualados por ningún otro músico.
La infancia para Beethoven no fue fácil. Su madre una mujer débil y siempre enferma; su padre un hombre vicioso, colérico y borracho, hizo que la infancia de este personaje fuera cruel. No tuvo ninguna clase de atención o educación moral o intelectual y si recibió muchas palizas que a la larga influyeron en su sordera.
Al igual que a Mozart a Beethoven le atraía en forma extraordinaria la música, también a muy corta edad empezó a dar signos del talento que poseía y su padre habiendo oído hablar del fenómeno Mozart, quiso explotarlo, para lo cual le quitó dos años de edad. El joven se rebeló contra la tiranía e imposición paterna y en los conciertos que daba ejecutaba según su capricho e inspiración.
Beethoven tomó lecciones con un célebre tenor y pianista Pfeiffer, al cual según el mismo confesó, le debía sus conocimientos musicales.
Los adelantos de este joven fueron tremendos, pues periódicos locales ya hablaban del talento del joven músico.
Beethoven fue a Viena y tuvo la suerte de conocer a Mozart, después de oírle tocar Mozart dijo:
Id con cuidado. Os aseguro que el genio de este muchacho dará que hablar al mundo entero dentro de muy poco. José Repollés. Gigantes de la música. Edit. Bruguera Mexicana, S.A. de C.V.
Beethoven se va a la conquista de Viena y estudia con Haydn. Fue una época de gran provecho para el joven músico.
En 1796, había logrado sobresalir y la tranquilidad económica parecía haberle llegado, pero empieza a sentir los primeros síntomas de la terrible sordera, que se apoderaba de él y que se iría agravando con el paso de los años.
Aunque la música de Beethoven al principio tiene influencia del clasicismo, rápidamente su imaginación y sentimiento le hacen el creador de un nuevo movimiento en el mundo musical: El romanticismo.
Es posible imaginar tormento mayor para un hombre destinado a juntar sonidos de forma magistral, no poder escucharlos. Que cruel destino le toca vivir al maestro. Se vuelve retraído y solitario, pero a pesar de estos terribles avatares, él continúa oyendo la música dentro y la escribe, para que nosotros cuando tenemos la dicha de escucharla pensemos, que no hay obstáculo, que nos pueda impedir llegar a lo que anhelamos, cuando existe inspiración, genio y sobre todo amor.
Sus sinfonías, sus maravillosos conciertos para piano, sus oberturas, sus famosas sonatas, su concierto para violín, su triple concierto, su única opera Fidelio, su famosísima Misa solemne y su maravillosa oda a la alegría, con la que termina su novena sinfonía.
“Adios! No me olvidéis enteramente después de mi muerte. Merezco que me recordéis y penséis en mí cuando ya no exista, pues he pensado durante toda mi vida en los medios de haceros felices. ¡Sedlo!“ Bruguera Editorial Mexicana. Gigantes de la Música.
Una vez más os invito a que busquéis y oigáis la música de un gigante, qué a pesar de su desgracia, nos legó y nos hace pasar momentos de emoción sublimes. Escuchen, descúbranlo, sientan esa riqueza y esa maravilla que nos legó, un gran músico y un gran hombre.
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