«La única educación posible es esta: estar lo bastante seguro de una cosa para atreverse a decírsela a un niño» G. K. Chesterton.
Joshep Overton, vicepresidente del Centro Mackinac de Políticas Públicas, instituto de investigaciones en política en EEUU, desarrolló una teoría sobre cómo es posible conseguir que una idea irracional, al ser promovida en la sociedad, sea aceptada e incluso se vuelva obligatoria. La ventana hace alusión a un espacio delimitado en el cual podemos ver algunas situaciones y otras no; quienes la construyen tienen, desde luego, control político a nivel mundial; mueven esa ventana de acuerdo a sus intereses. Toda idea colocada dentro de ella va en detrimento de la sociedad: ideas que de exponerse tal cual son, la sociedad combatiría de manera frontal.
Una de las ideas que ha sido llevada a la ventana de Overton es la aceptación de las relaciones homosexuales y el “derecho” a expresarse donde sea que vayan. Para darnos cuenta de lo que ha sucedido, basta con mencionar que hace unos días el parque de diversiones Six Flags ubicado en la CDMX fue denunciado por “discriminación” hacia una pareja homosexual. El motivo indicaron, un beso dentro de dicho parque, por lo cual se les invito a salir de las instalaciones. Six Flags tenía en sus políticas una que disuadía a los asistentes de “ser demasiado afectuosos” en el parque y que se aplicaba a todos por igual.
En protesta, parejas de homosexuales organizaron un “besotón” el 30 de diciembre en la entrada de dicho parque, cuya administración se reunió con una comisión de la comunidad homosexual y autoridades de CDMX. La empresa se disculpo mediante un comunicado en el que indica eliminar la política que hace referencia al comportamiento afectuoso de los visitantes La medida derogada podría parecer absurda, pero todo aquel que haya viajado poco o mucho en el transporte público, se da cuenta de que las parejas homosexuales suelen ser exhibicionistas, particularmente cuando ven niños, pues se han propuesto educar a las nuevas generaciones a como dé lugar con el argumento de libertad de expresión y del «love is love».
Pero el sentido común nos indica que todo exhibicionismo está mal, sea en la calle, en un restaurante, en casa o en un parque de diversiones, esta mal. Para que un acto sea gesto de amor, debe ser ordenado, complementario (hombre-mujer) y pudoroso. No se le puede llamar a cualquier cosa amor, como no se le puede llamar día a la anoche. No se puede enseñar a los niños que los actos homosexuales sean moralmente lícitos porque es un ataque directo a su niñez. La familia, la sociedad y las autoridades, que debieran salvaguardar su infancia, llevan hasta su espacio de esparcimiento actos intrínsecamente desordenados y desde ahora estarán obligados a verlos.
La ventana de Overton hizo que en el siglo pasado se hablara del tema de la homosexualidad con enfoque científico, después un tema de discusión, dejando de ser tabú; más tarde, que los actos homosexuales siempre y son parte inherente de la naturaleza humana. Luego que la homosexualidad no es una enfermedad (desaparece del listado de enfermedades mentales), está ahora en los genes, “se nace homosexual”, aparece el término “homofobia”. Después, los medios de comunicación promocionaron cantantes, actores, deportistas y políticos declarándose homosexuales; el cine hace lo suyo incluyendo personajes homosexuales divertidos, luego inteligentes y después agresivos. En este punto el tema es ya popular en la sociedad. El aspecto legal entra en escena: uniones homosexuales, obligación de enseñar ideología de género en las escuelas, adopción de niños por parte de homosexuales, obligarles a ver los actos homosexuales a cualquier lado al que vayan y por último, criminalización de todo aquel que se oponga a ello.
Y cada etapa de la ventana de Overton fue exitosa debido a la negligencia y contubernio de los poderes políticos, de la psiquiatría, medios de comunicación, sociedad y la propia familia. Y la consecuencia de todo ello ha sido una ruptura social irreparable. La agenda homosexual ha declarado abiertamente que va por sus hijos, que los educará y los volverá sus aliados. ¿Hay alguna forma de combatir la situación actual? Limpie su razonamiento, no puede ser un débil mental, fórmese e infórmese, usted mismo y a los suyos. No todo es libertad de expresión; dé testimonio del amor ágape entre un hombre y una mujer; en la crianza de los hijos se debate la guerra. Ya lo afirmaba Gilbert Keith Chesterton:
«Un padre y una madre unidos en matrimonio, tomados de la mano y paseando con sus hijos en brazos, será el gesto más revolucionario e intrépido en este decadente siglo XXI»…
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.