Hace unos años, me ponderaban lo maravilloso de la película “Diario de una pasión”; cómo era que unos jóvenes de diferentes clases sociales se habían enamorado; cómo habían superado tantas cosas y al final estar juntos hasta la ancianidad. Era el ejemplo de que el “amor real” existe, o bien, con el que muchas mujeres sueñan: pasión, diversión, dolor,… que se transformó en peleas, golpes, celos, promiscuidad, infidelidad.
La pregunta obligada es ¿realmente alguien querría algo así en su vida?
Mi respuesta a tal ejemplo fue recomendar la película “Un amor para recordar” protagonizada por Mandy Moore y Shawn West: Jamie es una estudiante sobresaliente, alegre, que viste con largos vestidos, ayuda a otros con tutorías, es servicial; escribió para el anuario escolar que deseaba presenciar un milagro, siendo esto último parte de un listado de cosas que deseaba hacer antes de morir. Landon es el típico galán popular de la escuela, fanfarrón y abusivo. Debido a su participación en una obra teatral, inician a duras penas una amistad que más tarde se transforma en amor.
¿Cuál es la novedad? ¿Qué puede ser interesante? Jamie ama los libros, más no vive encerrada en una biblioteca; posee un carácter apacible y alta autoestima; tiene una seguridad que muchas chicas de preparatoria invidiarían; su rostro y sonrisa irradian una belleza genuina. Sus estándares son altos en todos los aspectos, así que cuando entra en contacto con el rebelde Landon, ella jamás los abarata para agradarle; al contrario, es él quien eleva los propios al querer su amistad y más tarde su amor. He aquí que comenzará la dura transformación del muchacho.
Landon comienza a ayudar a otros, aprende a disculparse y se aleja de amigos que no le hacen bien. Admite que se ha equivocado; para salir con Jamie hace las cosas apropiadamente: pide permiso a su padre y la lleva a cenar a un lugar decente. Jamás intenta sobrepasarse, ni le propone nada deshonesto. Le ayuda a hacer realidad parte de su listado de cosas qué hacer. Después de tiempo y una dolorosa noticia, le propone matrimonio y se casan. Toda esa trama fue el centro de aquella conversación: cuando la mujer se da a respetar, el hombre que desee estar con ella, deberá ordenarse para merecerla o tendrá que alejarse.
Esto jamás sucedió con Noah y Allie en “Diario de una pasión”, puesto que salen a hurtadillas y ella aceptaba el trato vulgar con tintes de “diversión” que él le dá y así es su relación; con muestras de pasión desbordada, viven en una montaña rusa, llena de altibajos emocionales, con gritos y hasta golpes. En un reencuentro, acaban teniendo relaciones sexuales, él es promiscuo y ella infiel a su prometido. Todo esto fue presentado al cinéfilo cómo “amor”.
Allie al tener estándares bajos, propicia que Noah tenga acceso a ella. No espero hasta el matrimonio, así que tomo un anticipo; no fue caballero en modo alguno y no le interesó proteger la castidad de la mujer que decía amar. No tiene nada que ver la clase social, sino el amor verdadero y el respeto. No tiene qué ver la cuna sino la forma en que vivimos y cuánto nos respetamos; ahí radica gran parte del éxito o fracaso de las relaciones humanas que sostenemos a lo largo de nuestras vidas.
No es raro pensar que ya no hay caballeros; creo sinceramente que además de la siempre importante formación moral en la familia, los hombres deben tener un ideal por el cual luchar y elevarse en todo sentido, así que la mujer ha de mostrárselo, comportándose de acuerdo al tipo de hombre que quiera en su vida. Si se comporta como Allie, es probable que el tipo sea divertido pero no un hombre respetable; si se comporta como Jamie, muchos se irán es cierto, pero quedará aquel que la respete y la ame. Lo mismo sucede a la inversa.
Desde luego el hombre que es realmente caballero, no solo respetará a la mujer que tiene estándares altos y se ama a sí misma; también lo será –muy particularmente- con aquellas mujeres que no saben respetarse a sí mismas, accediendo a tener relaciones sexuales si sus novios se lo piden o vistiendo de manera poco decorosa, entre otras cosas. Y si ellas no aprecian el gesto, solo alejarse, pero jamás aprovecharse. ¿Cuántas veces no hemos escuchado a hombres que se tenían a sí mismos por “caballeros”, decir “ella quería”? Absurda disculpa para salir bien librados de una mala relación, habiendo obtenido lo que querían.
Suele pensarse que el amor cuando es real debe doler, incluso herir, debe ser tumultuoso y apasionado, o de lo contrario no es amor. Ese concepto tan equivocado debe erradicarse, porque puede llevar a muchos a vivir relaciones verdaderamente tormentosas, donde el amor y el respeto es lo único que no existe.
“Un amor para recordar” puede parecerle una película básica a muchos, no obstante muestra que la amistad y el amor, al ser ordenados en Dios, pueden transformar para bien la vida de las personas. Inclúyala en su vídeoteca familiar, vale mucho la pena…
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